miércoles, 24 de noviembre de 2010

Aumentan los muertos por ataque de Corea del Norte

Los cuerpos quemados de dos civiles fueron hallados en la isla de Yeonpyeong, en el noroeste de Corea del Sur, luego de que el martes Corea del Norte realizara alrededor de 200 dispararos con fuego de artillería.


En el ataque también murieron dos infantes de marina surcoreanos y varios isleños resultaron heridos.

La ofensiva norcoreana tuvo como blanco una base militar de su vecino del sur, aunque también se informó del incendio de varias casas. Seúl respondió inmediatamente al fuego y puso a sus tropas en estado de máxima alerta.

El ataque fue condenado por Estados Unidos, el Reino Unido, la Unión Europea (UE), Rusia y Naciones Unidas.

El presidente Barack Obama y su homólogo de Corea del Sur, Lee Myung-bak, dijeron que sus países realizarán ejercicios militares conjuntos en breve, en respuesta a la "provocación" de Pyongyang.

"Seria y persistente amenaza"

Ambos mandatarios mantuvieron una conversación telefónica en la que Obama le trasmitió a Lee que su país "permanece firme y totalmente comprometido en la defensa de su aliado de la República de Corea".

El presidente estadounidense había asegurado previamente en una entrevista televisiva que Corea del Norte demostró con su ataque que es una "seria y persistente amenaza" con la que hay que lidiar.

Barack Obama analizó en la tarde del martes el incidente con su equipo de seguridad nacional.

Aunque el mandatario dijo que es muy pronto para especular sobre las posibles acciones militares que se podrían emprender contra Pyongyang, reiteró que Corea del Sur es uno de sus "aliados más importantes" y "uno de los pilares de la seguridad estadounidense en la región del Pacífico".

Obama sostuvo además que su país está intentando que la comunidad internacional presione más a Corea del Norte."Éste es sólo otro incidente provocador en una serie que hemos visto en los últimos meses", señaló el mandatario, quien también instó a China, uno de los principales aliados de Pyongyang, a "dejar claro a Corea del Norte que hay una serie de normas internacionales que deben respetar".

Hasta ahora, Pekín no ha condenado explícitamente el ataque, aunque sí ha expresado su "preocupación" por el incidente y ha pedido que se verifiquen los hechos.

En cualquier caso, el negociador estadounidense para la desnuclearización en la península coreana, Stephen Bosworth, quien se encuentra de visita en Pekín, aseguró tras reunirse con funcionarios chinos que los dos países coinciden en "continuar la coordinación y consultas sobre el programa de uranio enriquecido (norcoreano) y, por supuesto, en la necesidad de reanudar las conversaciones a seis bandas lo antes posible".

Protesta

Antes del ataque, Corea del Norte había protestado por la realización de ejercicios militares de Corea del Sur cerca de la isla, ubicada cerca de la disputada frontera marítima entre los dos países.

El intercambio de disparos del martes es uno de los incidentes más graves entre ambas naciones desde la guerra que libraron hace más de 50 años y que terminó con un armisticio.

Las autoridades surcoreanas afirmaron que, en caso de que se produzca otra provocación similar, habrá "una dura represalia" por parte de Seúl.

El presidente Obama analizó en la tarde del martes el incidente con su equipo de seguridad nacional, en una reunión en la que estuvo presente la secretaria de Estado, Hillary Clinton, el responsable de Defensa, Robert Gates, y el comandante de la división del ejército estadounidense en Corea, el general Walter Sharp, entre otros.

El Departamento de Estado de EE.UU. calificó el ataque como una "acción militar no provocada" y dijo que prepara una respuesta unificada con sus socios del diálogo nuclear a seis bandas.

Condena internacional

La ofensiva norcoreana encendió las alarmas de la comunidad internacional, que de inmediato rechazó la acción armada.

El secretario general de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, condenó el ataque y aseguró que se trata de uno de los más graves incidentes desde el final de la Guerra de Corea en 1953.

Ban dijo que fue uno de los más graves incidentes desde el final de la Guerra de Corea en 1953.

Desde Bruselas y bajo el mismo tono de rechazo se pronunció la jefa de la política exterior de la UE, Catherine Ashton, quien además de expresar su firme condena al ataque exhortó a Corea del Norte a que respete el armisticio coreano de 1953.

La OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) también emitió una condena "enérgica" y advirtió que estará monitoreando lo que sucede entre Seúl y Pyongyang.

China, el único aliado de Corea del Norte y país anfitrión de las ahora paralizadas conversaciones a seis bandas sobre el programa nuclear norcoreano, se mostró preocupada por lo sucedido.

El gigante asiático insistió sin embargo, en solicitar una verificación de los disparos y llamó a ambas partes para que se esfuercen en alcanzar la paz.

Pekín afirmó estar dispuesto a conversar con los países para trabajar en una solución a la crisis.

Entre tanto, Rusia –que condenó el ataque, al que calificó de "daño colosal"- abogó por evitar que se repitan situaciones similares.

La reacción de Japón fue diferente. El ataque fue interpretado como una amenaza de Corea del Norte y por ello anunció que el país está en guardia.

El primer ministro japonés, Naoto Kan, mantuvo reuniones con su gabinete pues según indicó, hay que "estar preparados para una situación inesperada".

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