viernes, 18 de enero de 2013

Islamistas aún controlan parte de la planta de gas TODAVÍA SE DESCONOCE LA CIFRA EXACTA DE MUERTES


Noruega. El presidente de la compañía petrolera noruega Statoil, Helge Lund, izquierda,y el director de operaciones exteriores Lars Christian Bacher, derecha,tras una reunión celebrada en la sede de la compañía en Stavanger, Noruega, ayer.                                                                                                                                         Agencias
Argel
Alrededor de 50 personas, incluyendo 7 occidentales, murieron ayer jueves en la operación de las fuerzas especiales argelinas para liberar a centenares de rehenes secuestrados por un comando islamista en una planta de gas en el sureste de Argelia, según indicó el ministro argelino de Comunicación Mohamed Said.
Said anunció que varios rehenes habían muerto, muchos otros fueron liberados y varios “terroristas neutralizados”, al mismo tiempo que la agencia argelina APS anunciaba en un primer tiempo el fin del asalto a la planta en In Amenas, en el desierto, 1.300 km al sureste de Argel.
Sin embargo, APS anunció después que el asalto realizado por las fuerzas especiales del ejército argelino solo había hecho posible controlar una parte del complejo.
La agencia precisó luego que el sitio donde se encontraba la mayoría de los rehenes estaba neutralizado, mientras las fuerzas de seguridad cercaban todavía la fábrica del complejo.
Hubo “un número importante de rehenes liberados y desgraciadamente unos muertos y heridos” pero no es posible dar cifras “definitivas”, había indicado Said.
Multinacional terrorista Said acusó a una “multinacional terrorista que procura involucrar” a Argelia en el conflicto maliense, de “desestabilizar” al Estado argelino y “destruir su economía”, muy dependiente de los hidrocarburos. Un portavoz del grupo autor del secuestro había indicado en la tarde a la agencia mauritana Nuakchott information (ANI) que 34 rehenes extranjeros, detenidos en el lugar, murieron en la operación del ejército y que otros siete seguían vivos.
“Treinta y cuatro rehenes y 15 de los secuestradores murieron en un bombardeo (aéreo) del ejército argelino”, declaró un portavoz.
El jefe del grupo islamista asaltante, Abu Al Baraa, figura entre los muertos, según esta fuente. Otros 7 rehenes occidentales -tres belgas, dos estadounidenses, un japonés y un británico- siguen vivos y sobrevivieron al ataque del ejército argelino, agregó.
Desde Libia 
El comando islamista entró a Argelia por la frontera Libia, indicó por su parte el ministro argelino del Interior Dahou Ould Kablia. “Según todas las informaciones que tenemos, el grupo terrorista que atacó el sitio petrolífero en In Amenas vino de Libia”, declaró el ministro a Echoroukenligne, diario de lengua árabe argelino.
Argelia justifica la intervención, inquietud occidental Argelia justificó anoche la intervención de su ejército para poner fin a la espectacular toma de rehenes, pero varias potencias occidentales que tenían ciudadanos secuestrados por el comando islamista se mostraron preocupadas por un balance potencialmente fuerte.
Los secuestradores se presentaron como los “Signatarios por la sangre”, nombre de la katiba (unidad combatiente) del argelino Mokhtar Belmokhtar, apodado “el tuerto” o “Mister Marlboro” por sus supuestos tráficos de cigarrillos.
La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, pidió a las embajadas de Estados Unidos y a las empresas en el norte de África que revisen sus medidas de seguridad tras la toma de rehenes, anunció ayer jueves el Departamento de Estado.
Francia anunció ayer su decisión de reforzar su despliegue en Malí, enviando 1,400 militares más. 
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LAS ONG LANZAN UN GRITO HUMANITARIO

Las ONG malienses e internacionales alzaron ayer la voz de alerta en Mali, donde más de medio millón de personas se han visto forzadas a abandonar sus hogares huyendo del conflicto armado que estalló hace un año y que se recrudeció a principios de la pasada semana. Sólo en los últimos días, 30,000 personas han llegado a Bamako, aseguró la responsable de Oxfam en la capital maliense Marietou Djaby. “Mali está en guerra y la situación humanitaria roza la catástrofe”, aseguró Djaby, antes de subrayar que la mendicidad en Mopti, Segú y Bamako se ha disparado.
La capital vive desde hace casi dos semanas al ritmo de los continuos ir y venir de las ambulancias y de las sirenas de vehículos militares que escoltan a los diplomáticos, sumidos en una frenética actividad. El pasado día 7 de enero, los grupos armados salafistas que controlan el norte del país desde junio lanzaron una ofensiva contra la ciudad de Kona, situada en la provincia de Mopti, en el centro-este del país, tras romper unilateralmente un compromiso de cese de hostilidades que habían acordado con el Gobierno central. Incapaz de contener el ataque el Ejército maliense solicitó ayuda a Francia que el pasado viernes envió sus primeros aviones de combate para bombardear posiciones rebeldes y que a día de hoy ya cuenta con un millar de soldados que combaten sobre el terreno junto a los militares malienses. 

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