jueves, 17 de enero de 2013

PRD se pone otra vez a puertas de una división


ENFRENTAMIENTO ENTRE HIPÓLITO Y VARGAS REEDITA UNA CONDUCTA ADOPTADA POR LA MAYORÍA DE SUS LÍDERES HISTÓRICOS QUE HA AFECTADO LA MARCHA DE ESA MAQUINARIA ELECTORAL                                                                      o Domingo
El Partido Revolucionario Dominicano (PRD) se colocó esta semana a las puertas de una nueva división interna, al profundizarse el enfrentamiento que mantienen el expresidente Hipólito Mejía y el presidente de la organización, Miguel Vargas, quienes convocaron de manera separada al Comité Ejecutivo Nacional (CEN) y a la Comisión Política, para debatir la grave situación que se prolonga desde la convención nacional del 6 de marzo de 2011.
La maquinaria electoral opositora, que este mes cumple 74 años de su fundación, ha sido derrotada en las últimas cinco elecciones celebradas en el país y camina hacia los 16 años fuera del poder, con un rosario de divisiones y luchas internas que se desataron desde el momento mismo en que surgió en la Villa de El Cano, cercana a La Habana, Cuba, el 21 de enero de 1939 por Juan Bosch, Cotubanamá Henríquez, Nicolás Silfa, Juan Isidro Jiménez Grullón, Virgilio Mainardi Reyna, Lucas Pichardo, Ángel Miolán, José Manuel Santana y Thelma Frías, entre otros.
El PRD se estableció en suelo dominicano el 5 de julio de 1961, después del ajusticiamiento del dictador Rafael L. Trujillo, cuando arribó una avanzada integrada por Ángel Miolán, Nicolás Silfa y Ramón A. Castillo en medio de profundas convulsiones políticas y sociales.
Esta comisión tenía la misión de organizar el partido fundado en el exilio en 1939 y expandir por todo el territorio el debate de las ideas democráticas y la justicia social.
En esta etapa surgieron de inmediato contradicciones entre Silfa, Castillo y su líder Juan Bosch, quien se encontraba en Costa Rica. Bosch regresó el 21 de octubre de 1961 procedente de Willemstad, Curazao, interrumpiendo un exilio de 24 años.
Silfa decidió formar el Partido Revolucionario Dominicano Auténtico (PRDA), mientras Castillo estructuró el Partido Popular Demócrata Cristiano (PPDC), para participar en las elecciones generales del 20 de diciembre de 1962.
Bosch, que ganó la candidatura presidencial en la primera convención perredeísta del 19, 20 y 21 de octubre de 1962, se vio precisado a enfrentar también la disidencia de Buenaventura Sánchez, quien obtuvo la candidatura vicepresidencial y había sido sustituido por Segundo Armando González Tamayo (preferido de Bosch). También la de Miolán.
Pese a estos incidentes el PRD triunfó con 628,495 votos, consolidándose como el principal partido político del postrujillismo. La Unión Cívica Nacional (UCN) y Viriato Fiallo, alcanzaron una votación de 315,877 sufragios.
El profesor Bosch asumió el poder el 27 de febrero de 1963, pero fue derrocado por un golpe militar siete meses después, el 25 de septiembre.
Luego de la guerra del 24 de abril de 1965, Bosch fue derrotado en las elecciones del primero de junio de 1966, por Joaquín Balaguer y el Partido Reformista (PR), fundado en 1964 de un grupo denominado Acción Social.
Choque de trenes 
Desde entonces el PRD dividió su dirigencia en dos bandos: boschistas (leales a Bosch) y peñagomistas (defensores de José Francisco Peña Gómez). Este difícil proceso de contradicciones internas entre lo viejo y lo nuevo, que fue matizado por las abstenciones electorales de 1968 y 1970, la Tesis de la Dictadura con Apoyo Popular, el Acuerdo de Benidorm, la desgarrapatización del buey, la represión balaguerista y el desembarco guerrillero de Francisco Alberto Caamaño, se convirtieron en catalizadores para una gran ruptura cuando Bosch decidió abandonar al PRD la noche del 19 de noviembre de 1973, para fundar el 15 de diciembre el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Desde entonces se inició en el “partido de jacho prendío y el buey que más jala” una nueva etapa dominada por las luchas de tendencias y el fuerte liderazgo popular de Peña Gómez, que llevaron al partido a triunfar en 1978 con el fenecido Antonio Guzmán como candidato presidencial, y en 1982, con Salvador Jorge Blanco. Ambos procesos estuvieron rodeados de profundas contradicciones internas entre los grupos de Guzmán, Jorge Blanco y Jacobo Majluta, en medio de las cuales se produjo la muerte trágica del presidente Guzmán.
Los conflictos llegaron hasta el extremo de que en 1982 se extendieron hasta la candidatura a síndico del Distrito Nacional, donde se produjo una polarización entre los majlutistas, con el fenecido Winston Arnaud a la cabeza, y los jorgeblanquistas, representados por Tonti Rutinel Domínguez, lo que culminó con la autoproclamación de Peña Gómez a esa posición, en la cual triunfó.
Clímax de la crisis 
Estas confrontaciones a la postre contribuirían a las derrotas electorales de 1986 y 1990, lapso en el cual se produjo otra gran división, cuando se enfrentó Majluta con apoyo de seguidores de Guz Guzmán, contra las aspiraciones presidenciales del líder Peña Gómez, que contó con el respaldo de las fuerzas de Jorge Blanco, quien estaba imposibilitado de reelegirse.
En esas circunstanacias el PRD quedó virtualmente sin su árbitro por excelencia y tanto Peña Gómez como Majluta optaron por crear una fuerza política con estructuras distintas a las perredeístas.
El primero propició el surgimiento del Bloque Institucional, y el segundo se pertrechó primero en La Estructura, con el evidente propósito de concurrir a las elecciones con esas organizaciones y movilizar al PRD. Pero cuando el planteamiento fue rechazado y se realizó la convención, el centro de cómputos instalado en el Hotel Dominican Concorde fue escenario de un enfrentamiento a tiros entre los majlutistas y peñagomistas, episodio conocido como “El Concordazo”.
El presidente Jorge Blanco planteó entonces la firma del “Pacto La Unión”, que concedió la candidatura presidencial a Majluta, pero finalmente fue derrotado por Balaguer el 16 de mayo de 1986 con un estrecho margen, abriendo el sendero para la división definitiva, la cual se concretaría durante el proceso electoral de 1990, cuando Peña Gómez asumió el control oficial del PRD y Majluta quedó en posesión del Partido Revolucionario Independiente (PRI).
Ambos fueron derrotados por Balaguer en unas elecciones en las que el profesor Bosch reclamó el triunfo sin éxito como candidato del PLD.
Desde ese momento Peña Gómez logró recomponer la maquinaria perredeísta en 1994 y 1996, pero en ambos procesos el PRD cayó derrotado llevando a su líder máximo como candidato presidencial, enfermo y agotado. No obstante tuvo que someterse al último trauma convencional en 1998, cuando el líder tuvo que imponer nuevamente su candidatura a síndico del Distrito Nacional ante el desborde de las pasiones entre seguidores de los precandidatos presidenciales Hipólito Mejía, Rafael Suberví Bonilla y Hatuey De Camps, quienes auspiciaban a los aspirantes Eligio Jáquez, Julio Maríñez y Miguel Vargas, en las elecciones congresionales y municipales de ese año.
Peña Gómez murió el 10 de mayo de 1998, seis días antes de los comicios, recordando su célebre consigna: “Al PRD sólo lo vence el PRD”.
El partido blanco vivió su última división de importancia en mayo de 2004, luego de la derrota de Mejía, quien buscaba la reelección presidencial en medio de grandes conflictos internos, que concluyeron con la destitución y expulsión del presidente de la organización, Hatuey De Camps, junto a Rafael Flores Estrella, Felipa Gómez, Henry Mejía y Príamo Medina.
De Camps fundó el Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD), con el símbolo del “toro negro”. 
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CONFLICTOS INTERNOS NUNCA SE EXTINGUEN 

El PRD ganó la presidencia de la República por cuarta ocasión en el 2000, con Hipólito Mejía como candidato presidencial, luego de ser electo con 74.7% de los votos por la organización en la XVIII Convención Nacional Extraordinaria del 20 de junio de 1999.
En ese evento participaron también como precandidatos Milagros Ortiz Bosch, Hatuey De Camps, Rafael Suberví Bonilla y José Rafael Abinader. La convención se desarrolló en un ambiente de tensión, matizado especialmente por las supuestas irregularidades en el Programa de Inscripción de Registro de Militantes (Pramil). No obstante, semanas antes de las votaciones, se firmó un acuerdo denominado “Pacto de Garantías Institucionales”, en el que se consignaba, entre otras cosas, una cuota de 10% para cada uno de los precandidatos perdedores.
También se firmaron pactos individuales que permitieron a Ortiz Bosch ocupar la candidatura vicepresidencial, De Camps la presidencia del PRD, Suberví Bonilla la secretaría general, y Abinader sería el vocero del bloque de senadores perredeístas, en lugar de Vicente Sánchez Baret. Luego de la victoria electoral, el partido enfrentó un grave conflicto provocado por los acuerdos del dos y dos, mediante el cual senadores, diputados, síndicos y regidores debían ceder sus cargos a otros compañeros, a lo que muchos se resistieron.
También se preparó el escenario para la reedición de la lucha interna cuando las fuerzas internas que apoyaron la candidatura presidencial del presidente Mejía anunciaron en octubre del 2001 la reactivación del Proyecto Presidencial Hipólito (PPH), en medio de una intensa campaña del entonces mandatario para ganar las elecciones congresionales y municipales del 2002.
Ese triunfo abriría después las compuertas para la modificación de la Constitución de la República, con el objetivo de permitir la reelección presidencial, cuando el país era testigo de la gran crisis económica que estalló con la quiebra de varios bancos comerciales. Tras la derrota de la reelección de Mejía se mantuvieron vivos los conflictos internos en las elecciones congresionales y municipales del 2006, en las presidenciales del 2008 y del 2010.

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