lunes, 4 de julio de 2016

Escribe un libro para enseñar como sacar ventaja de las desventajas14 años luchando contra la incapacidad

  • 14 años luchando contra la incapacidad
    Comunicado. Aneuris García Falette, de 35 años, utiliza un “mouse stick” (lapiz digital) para chatear con su celular durante un momento de su jornada de terapias en la Asociación Dominicana de Rehabilitación.
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Santo Domingo
Sus vidas cambiaron de manera brusca e inesperada. No niegan que en una primera etapa la depresión se apoderó de ellos y la frustrante frase “por qué a mí” bullía constantemente en sus pensamientos. 
Una vida activa y ahora ir más despacio por obligación, nunca estuvo en sus planes inmediatos y futuros.
Pero una vez aceptaron su nueva condición, “nunca rendirse” se ha convertido en un estilo de vida que ahora inspira hasta a las personas que son sus principales aliados en la búsqueda constante de una cotidianeidad que se esfumó de repente.
Una caída, un accidente de tránsito, una bala perdida, una enfermedad incapacitante y otras eventualidades marcan las vidas de personas que ya han logrado con rigurosas terapias por lo menos retornar a lo que un día fue una poco valorada rutina, que ahora persiguen con entusiasmo.
Determinación
Aneuris García Falette salió de una discoteca hacia su casa con un amigo cerca de la medianoche en su natal Cabrera, provincia María Trinidad Sánchez, cuando perdió el control del vehículo en que viajaban y se estrelló contra un poste del tendido eléctrico.
El accidente de tránsito lo dejó con parálisis de los brazos, manos, tronco, piernas, órganos pélvicos y hasta sin habla en ese momento, debido a un severo daño en la médula espinal. Su amigo apenas recibió rasguños por la rotura del cristal del vehículo.
Aneuris tenía 21 años en ese momento y estudiaba Mercadeo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Pese a estar conectado a un respirador, sin movimientos y con una bacteria que adquirió luego de tres meses en cama, por la mente del joven estudiante nunca pasó la palabra “rendirse”.
“Mi duelo no duró mucho, acepté mi condición de una vez y cambié la pregunta de ‘por qué a mí’ por ‘para qué’”, cuenta Aneuris, quien tras someterse a constantes terapias en la Asociación Dominicana de Rehabilitación (ADR) ya tiene estabilidad en el cuello, movimientos, aunque a veces involuntarios, y sensibilidad muscular.
Ahora con 35 años, todavía depende de otras personas para comer, vestirse y trasladarse, pero ya puede usar el celular y la computadora, escribir en un cuaderno y leer.
“Mi madre era quien me cuidaba y falleció poco tiempo después, pero con su pérdida tuve mi lección: estaba muy apegado a ella y yo debía aprender a volverme una persona independiente, pese a mi discapacidad”, expresó Aneuris, quien destila en cada frase la seguridad de quien se aferra a seguir amando cada minuto de su existencia.
Asegura que aunque fue difícil la muerte de su madre en ese momento crucial de su vida, perderla fue otra “urgencia de vida” para seguir adelante. “Todo ocurre por una razón, todo ocurre por un para qué, lo importante es no rendirse y avanzar”, añadió Aneuris, quien ya utiliza con destreza un lápiz digital con su boca para chatear por su celular. 
“Hay cosas que por más que nos esforcemos no podemos cambiar, lo que podemos hacer es tener una actitud firme, una actitud que nos ayude a estar por encima de las circunstancias”, indicó.
Aneuris dice que “aprender” y poder usar su celular son las cosas que más disfruta en esta etapa de su vida. Él actualmente asiste dos veces a la semana al área de terapia ocupacional de la ADR, donde el objetivo central es potencializar las habilidades de los pacientes para que alcancen mayor independencia en sus actividades de la vida diaria. 
Cree firmemente que sólo tiene una condición que puede utilizar ahora para inspirar y dar aliento a otras personas que se consideran sin esperanzas. Asegura que no está centrado en recuperar su condición anterior, sino en vivir plenamente la actual. 
“Mi meta es ahora”, afirma Aneuris, quien también escribe un libro al que da lo toques finales y en el que expone cómo sacar ventajas de las desventajas y cómo encontrar lo positivo en la adversidad. 
Servicios
El 12% de las personas que ingresan a la ADR es producto de un accidente de tránsito, para un estimado promedio de 6,358 pacientes por año.
Del registro de 2,189 pacientes con amputaciones atendidos en la ADR en una trayectoria de 15 años, 30.61% fue por un accidente de tránsito (670) y de estos 49% (328) corresponde a motocicletas.
En sus 52 años de existencia la entidad ha ofrecido 12,533,142 servicios, de los cuales 963,916 fueron facilitados en 2015, para un aumento general de 18.5%.
El año pasado se ofrecieron también atenciones a 52,987 personas con limitaciones en condiciones de nuevo ingreso, para un aumento de 15%, esto como resultado directo de la detección realizada a través de 82 jornadas comunitarias organizadas por todos los centros de la red, en lugares distantes y alejados de los núcleos de prestación de servicios. Para estas jornadas cuentan con el apoyo de entidades comunitarias, del sector salud y de centros educativos que sirven de sede o facilitan profesionales para alcanzar los objetivos.
Educación
Casi 40,000 menores y jóvenes con necesidades educativas especiales se han matriculado en las escuelas y programas de educación especial con que cuenta la ADR en Santo Domingo, San Cristóbal, Santiago, San Pedro de Macorís, Guerra, Azua, San Francisco de Macorís y Puerto Plata, correspondiendo 1,102 al año escolar 2015.
Un total de 10,052 usuarios menores se atendieron en servicios de educación especial en modalidad ambulatoria, en intervención temprana y en terapia de aprendizaje, esta última para estudiantes escolarizados en el sistema regular de enseñanza.
En el presente año la ADR contempla concluir las ampliaciones de tres filiales que han sido reconstruidas en San Pedro de Macorís, Guerra y San Francisco de Macorís.
SECUELAS DE LA CHIKUNGUNYA
Enidia Pérez Villar, 62 años, padeció por apenas tres días el virus de la chikungunya en marzo de 2015, pero quedó con un fuerte dolor en el hombro derecho, a tal punto que no podía hacer nada con ese brazo.
Luego de seis meses sin mejoría, visitó un ortopeda que le diagnosticó “hombro congelado” y la necesidad de una cirugía, a la que se sometió en septiembre del año pasado. Fue sometida a terapias, por las cuales pagaba mil pesos diario y taxis de ida y vuelta a su residencia en el sector Herrera, de Santo Domingo Oeste.
Ella cuenta que después de la cirugía y pese a las terapias, su situación empeoró y una segunda intervención quirúrgica estaba al doblar de la esquina, cuando decidió buscar ayuda en la ADR, por referencia de una prima que antes había recibido tratamiento por otro padecimiento.
“A mí me cambiaban, me peinaban, hasta me bañaban”, expresó Pérez Villar sobre la situación que padeció por cerca de ocho meses y que ha logrado superar en la ADR, donde con la ayuda de sus terapeutas ya puede realizar casi todas las rutinas de la casa.
Accidente en moto
Angel Peguero, de 22 años, residente en el ensanche Espaillat, sufrió un accidente en abril de este año que también le inmovilizó un brazo, cerca del puerto de Sans Souci, cuando se desplazaba en una motocicleta y se estrelló contra una verja.
La lesión fue en el plexo, lo que regularmente provoca ardor o quemazón en el hombro y cuello, ya que afecta los nervios de la parte superior del brazo. Recibe terapia dos días a la semana como paso previo a una cirugía a la que será sometido próximamente.
Tiene siete meses recibiendo tratamiento en la ADR y ya logra realizar las rutinas que ni siquiera podía intentar tras la lesión que lo dejó sin poder mover el brazo derecho.FUENTE DIARIO LIBRE

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