jueves, 6 de octubre de 2016

Familias llevan 34 años hacinadas en Invivienda

Santo Domingo
Pasados más de 30 años de iniciado el proyecto habitacional de Invivienda, en Santo Domingo Este, todavía cerca de 300 familias continúan viviendo en condiciones infrahumanas en los apartamentos que no han sido terminados por el Instituto Nacional de la Vivienda (Invi).
El mal olor es la bienvenida que recibe cada persona que entra por la parte trasera del habitacional, donde habitan las familias catalogadas como invasoras, por no poseer títulos de sus viviendas.
Las escaleras están en muy malas condiciones y sin ningún tipo de seguridad. Las grietas son el principal adorno de las paredes, la mayoría no tiene ni un ligero empañete, y las que los tienen, fueron los habitantes que hicieron lo imposible para poder acondicionar sus hogares, debido a que su situación económica no es la mejor.
La dirigente comunitaria, Gisela Hernández, explicó que el proyecto inició en 1982 y que ocuparon los apartamentos sin terminar tres años después.
Gobierno del PLD
“Tenemos más de 30 años aquí. Han pasado varios directores del Invi que nos han socorrido y han trasladado personas a Los Guarícanos y San Luis. También han sacado personas para apartamentos, pero desde que llegó el gobierno del Partido de la Liberación Dominicana todo se ha paralizado”, expresó Hernández.
Manifestó que todo empeoró cuando fue asignada como directora del Invi, Alma Fernández, quien siempre, según dijo, se rehusó a recibir a los residentes del Proyecto de Invivienda.
“Ella lo que dijo fue que no quiere saber de invasores, que es como nos llama a nosotros, y nosotros no somos invasores, sino ocupantes, porque estamos en nuestro territorio. Nosotros ocupamos los apartamentos a medio construir, pero no somos ningunos invasores”, dijo.
Manifestó que el gobierno de Hipólito Mejía les ayudó con el traslado de decenas de familias a otro proyecto habitacional.
“En el gobierno de Hipólito nos ayudaron muchísimo, un grupo pudo pagar su inicial, otros no lo han pagado. Pero a esas personas que pagaron su inicial de 52,500 pesos, este gobierno tampoco le ha dado su contrato que ya está hecho”, dijo.
También, según dijo, en el gobierno de Hipólito le entregaron certificados y le prometieron que con ese papel no podían sacarlo del lugar.
Gisela Hernández manifestó que están dispuestos a pagar los iniciales de los apartamentos y después seguir sus rentas.
Sin títulos
Reveló que ninguna de las personas que viven en los apartamentos que están sin terminar tiene títulos, sino que solo poseen un certificado que les entregó el Invi.
Dijo que son ellos los que han puesto ventanas, puertas y los otros elementos del hogar, “porque cuando llegamos aquí solamente estaba la caja, o sea, la infraestructura sola”.
“Pero nosotros queremos que lo terminen, y tenemos esperanza de eso, aunque hayan pasado más de 30 años. Por lo menos el director del Invi ya nos recibió y dijo que iba a venir por aquí, esperemos que tenga palabra”, expresó Hernández.
No se irán
Gisela Hernández indicó que cuando comiencen a remodelar el proyecto, lo tendrán que hacer con las familias ahí, porque no se irán.
“Van a tener que hacer todo con nosotros aquí, porque ninguno va a salir ni para que terminen ni para nada, porque puede darse el caso de que nos saquen dizque para arreglar y nos dejen afuera”, indicó.
Manifestó que de la única forma que se van es si sucede un traslado y que solo lo aceptarán si es casa por casa.
Aseguró que todos los apartamentos están habitados por dominicanos, y que solo hubo una vez que vivía un haitiano, pero se marchó hace años.
Indica que los invasores, como los llaman, proceden de diferentes puntos del país, como Villa Duarte, Los Mina, Capotillo, entre otros.
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EL DRAMA DE LAS FAMILIAS 

Milagros Bruno tiene más de 20 años viviendo sin título en el Proyecto Invivienda, junto a sus tres nietos y sus dos hijos.
Ayer fue uno de esos días en los que no pudo dormir por temor a que el techo del pequeño apartamento en el que vive le cayera encima.
“No pude dormir anoche, porque estaba pensando que el techo se me iba a caer encima como a las niñas que murieron. Yo sigo aquí porque no tengo para donde irme, porque cuando aquí vinieron los ingenieros dijeron que esto era para demolerlo, que no podía ser habitado”, expresó Bruno.
Recordó que hace algunos años muchas de las personas que viven en el habitacional pagaron para ser trasladados, pero que los engañaron.
Durante un recorrido por el hogar de Milagros Bruno, se pudo constatar el mal estado de su hogar, las paredes y el techo estaban llenos de grietas.
Se podían observar las barrillas en las paredes y el techo, y el olor a humedad por las filtraciones no pasaba desapercibido.
“Nosotros esperamos que el gobierno nos dé una casita para irnos, porque no es que seamos exigentes, pero realmente no podemos seguir viviendo en estas condiciones”, añadió.
Asimismo, Mari de Oleo dijo que las autoridades solo van al proyecto cuando la prensa hace algún trabajo, arreglan algunos edificios y se los entregan a personas que no los necesitan.
“En mi casa yo vivo con mis cuatro hijos y mis ocho nietos, y todos los que vivimos aquí nos merecemos un techo digno, porque las condiciones en las que estamos no es buena”, expresó.
Un gran agujero donde van a parar los desperdicios de algunos de los edificios, mantiene la parte trasera del habitacional lleno de un mal olor insoportable, desde hace más de dos meses.

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