“Ese muchacho es un fajador, ha trabajado junto a mí desde que tenía cuatro años”, así describía, entre lágrimas, Gregorina Báez a su hijo Warlyn Joselin Báez, quien fue asesinado de un disparo la madrugada del miércoles en un intento de atraco en el sector Los Casabes en Villa Mella.
Warlyn, de tan solo 19 años, era un estudiante que cursaba el cuarto semestre de Medicina en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), tenía buenas notas, y vendía té y café en las calles de su sector para ir a la universidad.
“Es que así fue que yo lo crie, él se iba conmigo desde que era un niño y lo siguió haciendo porque con eso era que iba a la universidad o cualquier salida, como cualquier muchacho, pero nunca hizo lo mal hecho”, expresaba Báez mientras trataba de no seguir llorando.
Tanto la familia como los vecinos de Warlyn lo definieron como un muchacho que apenas salía de su casa, al menos que no sea para la universidad o para el trabajo.
“Eso era de aquí (la casa) al trabajo, de ahí para la UASD y otra vez para acá, rara vez salía, todas sus amistades estaban en la universidad, un muchacho tranquilo que nunca tuvo un problema con nadie, ninguna de las personas que se relacionaban con él, se quejaban. Ese niño era un ángel”, exclamaba Martín Severino, quien era el padrastro de Warlyn.
En la casa donde residía, además de su mamá y su padrastro también vive su hermana menor, Génesis, de 16 años, quien según ellos era la debilidad del aspirante a médico.
“Esa niña era su adoración, no se separaban para nada. Él se la llevaba a trabajar al puesto de café temprano, servían las cosas juntos, estaban la mayor parte del tiempo abrazados”, decía Gregorina. Este además, estaba provisto hacer su padrino de graduación.
Severino dice que cuando se casó con Báez hace cinco años pensó que habría algún tipo de tensión entre él y Warlyn, quien es el único varón, de tres hermanos, pero en ningún momento fue así.
“Ese muchacho y yo nunca tuvimos un choque, al contrario el me ayudaba, me recomendaba a comer saludable, y recientemente nos habíamos puesto a caminar. Era un ángel”, explica Severino.
El pasado miércoles, alrededor de las 5:30 de la mañana, el joven junto a su madre se disponían a salir en una camioneta de su propiedad y fueron sorprendidos por varios atracadores en un motor.
“Se pararon al lado de nosotros y dijeron que no aceleremos, aparentemente por los nervios él piso el acelerador y se fue, me disparan en el brazo pero como vi que él siguió manejando, solamente le di gracias a Dios porque no estaba herido pero cuando pasamos las aceras y todo, veo que no frena y solamente se me queda mirando y para frenar tuvo que estrellarse con una cuneta”, narra Gregorina Báez.
Báez, quien es graduada de enfermería, solamente espera que todo se resuelva pero que sabe que nada de eso le devolverá a su hijo, solamente desea que las autoridades de verdad tomen cartas en el asunto para que a ninguna madre le toque sufrir lo que ella está sufriendo.
Policía Nacional apresó a uno de los culpables
El detenido es José Antonio Rodríguez Bautista (Chinvalita), de 23 años, quien es señalado como la persona que realizó los disparos que le quitaron la vida a Warlyn Joselin Báez Báez, de 19 años, e hirieron a su madre, Gregorina Báez Sánchez, durante el asalto.
El detenido es José Antonio Rodríguez Bautista (Chinvalita), de 23 años, quien es señalado como la persona que realizó los disparos que le quitaron la vida a Warlyn Joselin Báez Báez, de 19 años, e hirieron a su madre, Gregorina Báez Sánchez, durante el asalto.
El Departamento de Investigaciones de Homicidios de la Policía capturó a Chinvalita el pasado jueves y actualmente buscan a su compañero, quien es solamente apodado como “Jensi”.
Solicitan que patrullaje entre a los barrios
Gregorina y Martín dicen que el patrullaje solamente se queda en las avenidas principales y no entran a los barrios como debería de ser.
Gregorina y Martín dicen que el patrullaje solamente se queda en las avenidas principales y no entran a los barrios como debería de ser.
“Las personas que salen a trabajar temprano lo hacen con miedo, porque por estas calles ellos ni pasan, deben de entrar, sino es así no están en nada”, expresa Severino.
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