Desconsolada y con sus tres hijos siempre a su lado, María Heredia Martínez, esposa del asesinado teniente de la policía Richard Severino Laurencio, trataba de encontrarle sentido a la tragedia que embargaba a su familia.
“Él ayer estaba bien, estaba bien. ¡Ay Dios! ¡Devuelvanme a mi Richard, devuelvanmelo!” expresaba entre llanto la recién viuda, que estuvo casada con su pareja por más de 20 años.
Severino, de 40 años de edad y quien era segundo teniente de la Policía Nacional y miembro del Cuerpo de Seguridad Presidencial (CUSEP), fue ultimado de un disparo en la cabeza el miércoles en la noche, próximo a una planta de gas en el kilómetro 18 de la carretera Villa Mella-Yamasá, cuando regresaba a su hogar de cumplir sus labores viabilizando el tránsito durante este pasado acto de Rendición de Cuentas.
Familiares del oficial dijeron que sus atacantes fueron dos hombres que se desplazaban en un motocicleta y lo interceptaron para despojarlo de su arma de reglamento.
Domingo Severino, hermano de la víctima, pidió que haya justicia y mano dura contra los delincuentes que le cegaron la vida a su hermano.
“Él no tenía problema con nadie como para que le pasara algo así. Lo que nosotros queremos es que se haga justicia y que se castigue como es debido a quienes le hicieron esto para que no le vuelva pasar a nadie lo mismo”.
Por su parte, la Policía Nacional informó que aún trabaja en la identificación y captura de los culpables.
Velatorio
Acompañado del llanto incesante de sus seres queridos, los restos de Richard Severino fueron velados en la humilde sala de su residencia, ubicada en el sector Los Botados, de Yamasá, donde familiares, amigos y compañeros de trabajo se dieron cita a darle el último adiós a quien muchos consideraban un ejemplo de la comunidad.
Acompañado del llanto incesante de sus seres queridos, los restos de Richard Severino fueron velados en la humilde sala de su residencia, ubicada en el sector Los Botados, de Yamasá, donde familiares, amigos y compañeros de trabajo se dieron cita a darle el último adiós a quien muchos consideraban un ejemplo de la comunidad.
“Era un hombre honesto y trabajador que siempre ponía todo para echar adelante a su familia. Aquí todo el mundo lo va a extrañar”, expresó Daniel Laurencio, primo de la víctima.
Por su parte, Vicente Sánchez, padre del occiso, fue incapaz de pronunciar palabra durante el velatorio, ante el dolor por sobrellevar la carga emocional de perder a su querido hijo.
Los tres hijos del fallecido, todos menores de edad, se mostraron igualmente incapacitados por el duelo, permaneciendo en todo momento al lado del ataúd de su padre sin hacer nada, excepto llorar.
En medio del duelo y el dolor un grupo de compañeros de trabajo de la CUSEP acudieron al velatorio para presentarle sus respetos al que fuera su compañero durante 11 años y entregarle a su viuda una carta escrita por el jefe del cuerpo, garantizandole que contará con el apoyo de la entidad en todo lo que necesite.
Los restos del teniente serán sepultados la mañana de hoy en el cementerio de La Sabana, en Yamasá.
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