Un estudio de la University of British Columbia (Canadá) ha demostrado que un desayuno alto en grasa y bajo en carbohidratos, basado principalmente en la ingesta de huevos, puede ayudar a quienes tienen diabetes tipo 2 a controlar los niveles de azúcar en la sangre durante todo el día.
"El gran aumento de azúcar en la sangre después del desayuno se debe a la combinación de la resistencia a la insulina y a los típicos alimentos de los desayunos occidentales: cereales, avena, tostadas y frutas, que son altos en carbohidratos y azúcar", explica Jonathan Little, autor de la investigación, que se ha publicado en la revista 'American Journal of Clinical Nutrition'.
Según el investigador, el desayuno es la comida "problemática" que lleva a los mayores picos de azúcar en la sangre para las personas con diabetes tipo 2. Su investigación muestra que comer una comida baja en carbohidratos y alta en grasa a primera hora de la mañana es una manera sencilla de prevenir este gran aumento, mejorar el control glucémico a lo largo del día, y quizás también reducir otras complicaciones de la diabetes.
Los participantes del estudio, con diabetes bien controlada, completaron dos días de alimentación experimental. Un día desayunaron una tortilla y otro día comieron avena y algo de fruta, mientras que tomaron la misma cena y el mismo almuerzo en ambos días. Se utilizó un monitor continuo de glucosa para medir los picos de azúcar en la sangre durante todo el día.
Según el investigador, el desayuno es la comida "problemática" que lleva a los mayores picos de azúcar en la sangre para las personas con diabetes tipo 2. Su investigación muestra que comer una comida baja en carbohidratos y alta en grasa a primera hora de la mañana es una manera sencilla de prevenir este gran aumento, mejorar el control glucémico a lo largo del día, y quizás también reducir otras complicaciones de la diabetes.
Los participantes del estudio, con diabetes bien controlada, completaron dos días de alimentación experimental. Un día desayunaron una tortilla y otro día comieron avena y algo de fruta, mientras que tomaron la misma cena y el mismo almuerzo en ambos días. Se utilizó un monitor continuo de glucosa para medir los picos de azúcar en la sangre durante todo el día.
"Esperábamos que limitar los carbohidratos a menos del 10 por ciento en el desayuno ayudaría a prevenir el pico después de esta comida, pero nos sorprendió un poco que esto tuviera suficiente efecto y que el control general de la glucosa y la estabilidad mejoraran. Sabemos que los grandes cambios en el nivel de azúcar en la sangre son perjudiciales para nuestros vasos sanguíneos, ojos y riñones", detalla Little.
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