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La publicación de una versión censurada del informe del fiscal especial Robert Mueller arrojó dudas sobre la posibilidad de que el presidente de EE.UU., Donald Trump, obstruyera la investigación de la trama rusa, pero el Departamento de Justicia cerró el caso sin presentar cargos contra el mandatario.
Tanto Trump como el fiscal general de EE.UU., William Barr, defendieron que no hubo "obstrucción a la justicia" antes de que el Gobierno difundiera la versión censurada de las más de 400 páginas que el equipo de Mueller escribió sobre su pesquisa de casi dos años acerca de la presunta injerencia rusa en las elecciones de 2016.
"Estoy teniendo un buen día", aseguró Trump a los periodistas.
Minutos antes, Barr concluía una rueda de prensa en la que defendió la actuación de Trump y aseguró que, a su juicio, no hay "pruebas suficientes para establecer que el presidente cometió un delito de obstrucción a la justicia".
Después, el Departamento de Justicia publicaba una versión con más de mil fragmentos censurados del informe que Mueller entregó a Barr en marzo, y en el que el fiscal especial tomó la polémica decisión de no pronunciarse sobre si Trump obstruyó a la justicia.
"Las pruebas que obtuvimos sobre las acciones e intención del presidente nos presentan problemas difíciles que nos impiden determinar de forma concluyente que no hubo conducta criminal", indica el informe.
El informe sí concluye que Trump "intentó que se despidiera al fiscal especial, y se implicó en esfuerzos para coartar la investigación y evitar la divulgación de pruebas a la misma, incluido mediante contactos públicos y privados con testigos potenciales".
"Los esfuerzos del presidente para influir en la investigación fueron infructuosos en su mayoría, pero eso se debe sobre todo a que las personas que rodeaban al presidente se negaron a ejecutar órdenes o a acceder a sus peticiones", indica el documento.
El fragmento más comentado en Washington fue el que relata la reacción de Trump en mayo de 2017, cuando el entonces fiscal general, Jeff Sessions, le informó de que el Departamento de Justicia había nombrado a Mueller para continuar con la investigación sobre Rusia tras el despido del entonces director del FBI, James Comey.
"Oh, Dios mío. Esto es terrible. Este es el fin de mi Presidencia. Estoy jodido", aseguró Trump, según las notas que entonces tomó la jefa de gabinete de Sessions, Jody Hunt.
El mandatario presionó sin éxito a Sessions para que tomara las riendas de la investigación, y en junio de 2017 ordenó despedir a Mueller en una llamada con el abogado de la Casa Blanca, Don McGahn, pero el letrado se negó y amenazó con dimitir.
Trump también intentó por medio de varios intermediarios que Sessions declarara públicamente que la investigación era "injusta" e interfiriera para acabar con ella, pero un funcionario de la Casa Blanca decidió no transmitirle el mensaje.
El informe perfila a un Trump que se negaba a aceptar la independencia del Departamento de Justicia, algo que deterioró su relación con Sessions hasta el punto de que el entonces fiscal general llevó por si acaso en el bolsillo una carta de renuncia "cada vez que visitaba la Casa Blanca" en la segunda mitad de 2017.
En respuesta a estas revelaciones, Trump tuiteó hoy que habría tenido derecho a poner fin a "la cacería de brujas", como suele denominar la investigación de Mueller, si hubiera querido: "Podría haber despedido a todos, incluyendo a Mueller, si (hubiera) querido. Elegí no hacerlo. Tenía DERECHO a usar el Privilegio Ejecutivo. No lo hice", dijo.
Mueller explica en su informe que intentó "durante más de un año" interrogar a Trump sobre su investigación, pero finalmente accedió a dejarle responder a más de 60 preguntas por escrito.
Su equipo consideró "inadecuadas" las respuestas que Trump envió el pasado noviembre y evaluó someter al presidente a una "citación judicial" para forzarle a testificar, pero finalmente decidió no hacerlo por el "coste" que provocaría ese "largo litigio".
Mueller sí determinó en su informe, como ya reveló Barr en marzo, que no había "pruebas suficientes para apoyar cargos criminales" relacionados con los "numerosos contactos entre individuos vinculados al Gobierno ruso" y la campaña de Trump.
Los abogados de Trump y su campaña de reelección alegaron que el informe supone una "victoria total" para Trump, pero la oposición demócrata se negó a dar el capítulo por cerrado y pidió a Mueller que testifique ante el Comité Judicial de la Cámara Baja antes del próximo 23 de mayo.
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