Que los casi 3.0 millones de estudiantes, públicos y privados, no puedan iniciar el año escolar fruto de la pandemia, no es una opción válida en un país en que el analfabetismo funcional – por la mala calidad de la enseñanza - es la principal tara.
El Ministro de Educación anunciado por el Presidente electo, ha indicado que el inicio del año escolar depende del desarrollo y control del virus, algo lógico; por otra parte la Presidenta de la ADP sostiene que no hay condiciones para empezar las clases presencialmente en agosto y, Educa, por otra parte, invita a considerar la opción virtual: Los padres desde luego, con sobradas razones tienen miedo del contagio en las escuelas.
Los 2,152,239 millones de estudiantes que van a los 9,262 centros públicos no reciben docencia desde mediados de marzo y a pesar de que se han repartido poco más de un millón de computadoras, especialmente en los 6,098 centros que albergan al 94% de los niños y jóvenes, apenas 100 mil tienen conectividad, lo que genera una dificultad para la educación a través de medios informáticos: Este sin embargo, es un problema salvable a un costo considerablemente bajo.
Faltarían poco más de un millón de PC o tablas cuyo costo es de alrededor de USD$ 88 millones que a través de una plataforma servida por los proveedores locales, a un costo aproximado de USD$ 26.0 anuales por estudiante, permita darle las clases en tiempo real con la interacción de maestros y alumnos: Desde luego, hay que entrenar a los maestros, tarea que supone unas tres semanas y al personal directivo o administrativo de los centros.
El sistema educativo público con el 4% del PIB autorizado por ley para la educación sirvió de base para la tanda extendida que contribuye a resolver un problema de alimentación de 1.5 millones de niños de familias de bajos ingresos y, en gran medida, liberó tiempo a sus padres para ir a los centros de trabajo, ese es otro problema social que debe ser atendido, ahora con un presupuesto RD$ 15 mil millones de pesos menos por la caída del PIB en alrededor de un 6% este año.
En la medida en que se avance en el control del Covid 19 se podrá ir combinando la educación presencial con la virtual: Empero no es opción, por falta de ingenio y de uso de las tecnologías, no iniciar las clases.
Tampoco conviene al país que no inicien docencia por las vías tecnológicas adecuadas los 669,348 estudiantes de colegios privados cuyo costo recae en los padres, puesto que estos tienen dispositivos informáticos y conectividad, al tiempo que en la mayoría de las instalaciones físicas a las que asisten, hay condiciones para recibir la enseñanza con garantía de distancia social combinando presencial y virtual, incluso en grupos reducidos.
El país votó mucho dinero durante 8 años en la compra de solares y la construcción de escuelas, muchas, sin inaugurar, sin equipos, maestros o estudiantes para que a estas alturas no estemos en condiciones de garantizar la continuidad por medios modernos de los programas educativos: Todos debemos adaptarnos, maestros – que se entrenen – estudiantes y padres, pero perder un año más de clases, no es una opción para un país que ocupa uno de los lugares más tristes en todas las pruebas educativas, en particular en la prueba PISA, en la que en matemáticas y lectura, el pasado año quedamos peor que en el 2015.
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