Líderes de América Latina, Portugal, España y Andorra se reúnen esta semana por primera vez desde la irrupción del coronavirus para impulsar un mayor acceso a vacunas y buscar financiación flexible para recuperarse de la pandemia.
El reciente incremento de contagios en la mayoría de los 22 países participantes ha desplazado la 27ma edición de la Cumbre Iberoamericana, que ya fue postergada el pasado año, a un formato que mezcla lo virtual con el encuentro de un puñado de líderes de forma presencial en Andorra, la diminuta nación de la cordillera pirenaica que separa a Francia y España.
Los jefes de estado y de gobierno de 17 naciones se conectarán por videoconferencia este miércoles, mientras que tan solo cuatro países, además del propio anfitrión, han desplazado representantes al balneario pirenaico que acoge la reunión. Serán, por cercanía geográfica, España y Portugal y, como última y próximas sedes de la cumbre, Guatemala y República Dominicana.
Sus mandatarios tienen previsto participar el martes en un encuentro empresarial previo al comienzo de la cumbre.
Los presidentes de Venezuela y Cuba, Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel, se estrenarán en el foro a través de la pantalla. El brasileño Jair Bolsonaro, un crítico del multilateralismo, ha rehusado participar. El opositor venezolano Juan Guaidó no ha sido invitado pese a estar reconocido por medio centenar de países como presidente encargado de Venezuela.
Pero asistencias y ausencias aparte, se espera que la cita culmine con un nuevo llamado al acceso universal y equitativo a las vacunas contra el COVID-19 en línea con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que ha lamentado cómo países ricos han adquirido la mayoría de dosis.
Con tan sólo el 7% de las dosis distribuidas globalmente y menos de un 9% de la población con al menos un pinchazo, América Latina necesita acelerar la inmunización, puesto que sigue sufriendo la pandemia de forma desproporcionada: con un 8% de la población mundial, América Latina acumula casi un 30% de las muertes confirmadas en todo el planeta.
Hasta la fecha hay pocos detalles sobre qué ofrecerá la cumbre respecto a las vacunas. Las autoridades españolas han avanzado que habrá una muestra de “solidaridad” con la región que será anunciada por su presidente, Pedro Sánchez. Bolivia y otros países, por su parte, se han alineado con más de 170 exmandatarios y premios Nobel que la semana pasada pedían al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que apoye la suspensión temporal de patentes de vacunas y fármacos contra el COVID-19.
Ese paso podría permitir la fabricación de dosis genéricas en países con la infraestructura para hacerlo, como Argentina o Brasil, de manera similar a como ya se hizo con los medicamentos para tratar el sida. Pero las grandes farmacéuticas se oponen y, hasta la fecha, los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Europea no han dado muestras de querer acceder a la petición.
La cumbre también busca agilizar el desembolso de fondos comprometidos y ampliar la financiación internacional más allá de los préstamos condicionados que en el pasado han sido un yugo para muchos países. De este modo, está previsto que los líderes respalden el reciente anuncio de los países más industrializados, o G20, para repartir 650.000 millones de dólares a través del Fondo Monetario Internacional para combatir la pandemia en países de menos recursos.
El mecanismo, conocido como Derechos Especiales de Giro, pondría a disposición de América Latina más de 70.000 millones de dólares, inyectando liquidez al sistema y reforzando las reservas de los países. También se prevé que los países que renuncien a los derechos puedan cederlos a terceras naciones.
Los fondos son urgentes. América Latina ha visto un desplome del producto interno bruto cercano al 8%, algo que se ha traducido en un grave retroceso en indicadores socioeconómicos. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe señala que la pobreza alcanzó el pasado año niveles no vistos desde hace una docena de años. En el caso de las personas que no pueden satisfacer sus necesidades básicas diarias, o pobreza extrema, la región está al mismo nivel que hace dos décadas. Según CEPAL, la desigualdad y falta de empleo se han cebado sobre todo con las mujeres.
“La pandemia nos agarró en un momento complicado,” señaló Germán Ríos, un experto en economía de la región adscrito al Instituto de Empresa, una escuela de negocios con sede en Madrid. “El crecimiento y decrecimiento tan volátil es como mirar un electrocardiograma de alguien a quien está a punto de darle un infarto.”
Para el experto, las buenas noticias son que las perspectivas económicas apuntan a un rebote rápido de la región gracias a la combinación de un crecimiento más acelerado en China (el país asiático anunció que en el primer trimestre de 2021 había crecido un 18,3% con respecto al mismo periodo de 2020) y el rápido proceso de vacunación en Estados Unidos, el principal socio comercial de la región. Los peligros, dice el experto, son el incremento de los déficits fiscales y el endeudamiento.
Rebeca Grynspan, la secretaria general iberoamericana a cargo del organismo que impulsa las cumbres, la SEGIB, señaló la semana pasada que 2021 debía ser el año de una solución unitaria. “Estamos obligados a aprender para resurgir más fuertes, más responsables, más solidarios y más respetuosos con nosotros mismos, con nuestros conciudadanos y con nuestro entorno vital,” dijo Grynspan, quien fuera vicepresidenta de Costa Rica, en una reunión con los cancilleres del grupo.
La cumbre debería finalizar también con la creación de un observatorio epidemiológico que permita el intercambio de información a lo lago y ancho de la región, así como un espacio de intercambio de buenas prácticas en la lucha contra la violencia de género. También se espera una declaración sobre cambio climático, la primera iniciativa conjunta de los 22 países.
España también impulsará en los márgenes de la cumbre lo que ha definido como “un esfuerzo para la movilización de talentos”. Aunque se han ofrecido pocos detalles, se trata de un convenio al que de momento se han sumado Portugal, Brasil, Nicaragua y Colombia para reconocer titulaciones de estudiantes, investigadores y emprendedores, quienes podrían moverse entre países con mayor facilidad, incluso para establecerse de forma temporal. DE AP
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