Entrada principal de la Penitenciaría Nacional La Victoria.
En la Penitenciaría Nacional La Victoria opera una mafia en la que, según testimonios de reclusos hay que pagar hasta 50 mil pesos al personal penitenciario para permitir la entrada de un arma de fuego o alguna carga de droga.
Una fuente carcelaria explicó a El Nacional que lo que se vive en esa cárcel es una mafia a gran escala, donde todo se comercializa en complicidad con las autoridades del penal.
Explicó que en La Victoria, tres presos tienen el control absoluto de ese penal, desde las celdas 5 y 6 tienen conexión directa con autoridades del recinto, reveló la fuente.
“Cualquier cosa que un preso necesite hay que comprársela a ellos, incluyendo, drogas, seguridad, alimentos y armas, porque esos tres personajes son los que mantienen el control de la cárcel”, dijo.
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“En veinte o treinta libras de marihuana que ellos meten en la prisión, entran armas dentro de esas pacas, que ni los policías se dan cuenta porque lo que andan es detrás de sus cuartos, ellos no saben si están pasando yerba o pistolas”, sostuvo la fuente que es un preso condenado.
Trifulca
El domingo la mafia hizo metástasis en una trifulca que dejó como resultado tres muertos y 10 heridos en una disputa por el control de la hegemonía en las celdas.
“Ellos, por ejemplo, pagan el peaje para pasar 30 libras de ropa o comida pero la policía no inspecciona los paquetes para determinar si dentro hay armas o drogas”, explicó.
La fuente dijo que “actualmente hay dos tesoreros en esa prisión quienes recogen el semanal que deben entregar a los policías”.
La cabeza de todo es un preso que le dicen El Gringo, quien financió “la misión” contra de Cangrejo porque supuestamente lo chivateó cuando le agarraron los machetes”.
Una de las tres fuentes consultadas por El Nacional narró que hace alrededor de tres o cuatro meses llegó una policía nueva y procedió a revisar un colchón, que resultó estar lleno de marihuana. Dos días después fue traslada del penal bajo el argumento de que actúo en contra de los lineamientos.
“En cada paca que llevan le entran una pistola. Pero hay otro método que consiste en que uno de los policías deja su arma de reglamento en su casa y penetra al penal con una ilegal, por cuya acción cobra hasta 50 mil pesos”.
Ese centro penitenciario se convierte los días de visita en un caos para los visitantes salir de allí debido a las largas filas que, a propósito, dejan formar policías, con el fin de que las personas se desesperen y le ofrezcan dinero para dejarlos salir.
Familiares de las víctimas de la trifulca del pasado domingo dijeron que no entienden cómo un recluso puede poseer un arma de fuego en prisión y abrir una celda a las 10:00 de la noche sin la complicidad de las autoridades del penal.
El motín que se originó en las áreas del patio 1 y 2, se evidencia la vulnerabilidad de la penitenciaria con el acceso a armas fuego ya que, según el propio Ministerio Público, estas fueron parte de las utilizadas junto a objetos punzantes durante la revuelta que se originó a las 1:00 de la madrugada del pasado domingo.
De acuerdo a registros periodísticos, el 23 de noviembre de 2020 hubo un motín presuntamente porque la Dirección General de Prisiones inició el traslado de internos que supuestamente encabezaban puntos de ventas de drogas dentro del penal.
Mientras que el 9 de abril de ese mismo año, los prisioneros de ese recinto se rebelaron alegando que las autoridades estaban escondiendo las cifras reales de los reclusos fallecidos por la covid-19.
En 2017, cuatro haitianos privados de libertad de que nunca fueron identificados, resultaron muertos durante otra trifulca sin que se identificara tampoco las causas.
También en octubre de 2015, cinco reos y dos policías fueron heridos luego de que prisioneros se amotinaron por traslados de personas a otras.
Los muertos el domingo fueron Juan Nicolás Ovalles Ferrán (El Mello), Pedro Luis Moreno Díaz, y Rafael Batista (Rasputín).FUENTE EL NACIONAL
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