Un amarillento despertar. Foto/Instagram Jean Suriel
La ciudad de Santo Domingo tuvo un despertar amarillo y no a causa de un día soleado, este tono en el firmamento se debió a una combinación de nubes, generadas por los fenómenos atmosféricos de la onda tropical número 34 y de una vaguada.
Los colores amarillo, naranja y rojo en el cielo, que dieron la ilusión de una pintura, fueron provocados por los gases de la atmósfera, que rebotaron los demás colores hacia el espacio.
Así lo confirmó el analista meteorológico Jean Suriel, quien apuntó que nubes cumulonimbos, las cuales están asociadas a la inestabilidad meteorológica y son de gran altura, recibieron los primeros rayos del sol antes de subir el horizonte.
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Además, la presencia de nubes stratus, ubicadas en las capas bajas de la atmósfera, distribuyeron el reflejo de los rayos solares, expuso Suriel.
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