viernes, 5 de agosto de 2011

Reglamento sísmico ya está en vigor

ESTABLECE LOS REQUERIMIENTOS MÍNIMOS QUE SE DEBEN CUMPLIR EN EL ANÁLISIS SÍSMICO DE TODAS LAS ESTRUCTURAS EN EL PAÍS
Santo Domingo
Normas. Las edificaciones construidas después de 1979, cumplen en su mayoría con las disposiciones antisísmias, aunque hay cuestionamientos por la supervisión del proceso.

El Reglamento para el Análisis y Diseño Sísmico de Estructuras, puesto en ejecución mediante el decreto 201, del 24 de marzo de 2011, llegó para poner las cuentas claras en la ingeniería y diseño de edificaciones en República Dominicana. Su publicación y aplicación ha puesto de manifiesto debilidades en muchas estructuras que albergan un gran número de personas, tales como torres de apartamentos, hoteles, plazas, viviendas, obras de comunicaciones y otras.

Literalmente se ha armado un “corre-corre” entre los arquitectos e ingenieros que ejecutan proyectos que por sus características requieren de un diseño acorde con la nueva disposición o normativa. La reglamentación manda a realizar readecuaciones en los proyectos en ejecución y mejoras en los edificios en utilización.

La falta de supervisión, que ha sido una de las quejas más socorridas por líderes del sector construcción que hacen opinión pública, está entre las principales debilidades que acarrean las obras de infraestructura.

En su artículo 1, el reglamento señala que su objetivo es establecer los requerimientos mínimos que se deberán cumplir en el análisis sísmico de todas las estructuras que se erijan en el territorio nacional, para resistir los efectos de movimientos telúricos, de tal forma que su estructura se mantenga estable, garantizando la seguridad humana.

Editorial
“En el aspecto de las normas sísmicas hay interrogantes pertinentes: ¿Qué pasará con las edificaciones que ya existen y que no cumplen con las nuevas reglas? O ¿qué medidas se adoptarán para que aquellas construcciones en curso, pero no terminadas, se ajusten en lo posible a los diseños aprobados como antisísmicos?”, cuestionó LISTÍN DIARIO en su editorial del 13 de julio pasado.

La pregunta tiene algunas respuestas. Vienen del Colegio Dominicano de Arquitectos, Ingenieros y Agrimensores (Codia), de la Cámara Dominicana de Aseguradores y Reaseguradores (Cadoar), de la Asociación de Constructores y Promotores de Viviendas (Acoprovi) y de la Cámara Dominicana de la Construcción (Cadocon). Todas coinciden en que será necesario aplicar readecuaciones o ajustes para cumplir con la nueva reglamentación.

El exministro de Obras Públicas, Rafael Corominas Pepín, en declaraciones recientes dadas a los medios de comunicación, también lo afirma y teme por las torres cuyos parqueos están en el primer nivel.

El presidente del Codia, Domingo Mateo, y el vicepresidente de Cadocon, Cristian Maluf, aseguran que República Dominicana cuenta con un reglamento antisísmico moderno, actualizado y que responde a los requerimientos de seguridad que demanda el mercado, colocando al país un lugar de primer orden en la región.

Aseguraron que el reglamento es factible y que ofrece las condiciones de seguridad para las construcciones.

La puesta en ejecución del reglamento antisísmico descansará en el Ministerio de Obras Públicas, a través del Departamento de Tramitación de Planos, organismo que tendrá que vigilar que todos los diseños cumplan lo que está establecido en la disposición.

Maluf indicó que a raíz de la tragedia de Haití se comenzaron a tratar estos temas relacionados con la resistencia sísmica de las edificaciones, pero haciéndose énfasis en las infraestructuras públicas como escuelas y hospitales. Dijo que de lo que se trata es de ir reforzándolas ante la eventualidad de cualquier sismo.

Sostuvo que el reglamento o Código Sísmico que se puso en vigencia en República Dominicana está totalmente actualizado y servirá para preservar las edificaciones, al tiempo de colocar al país entre los mejores. A su entender, la experiencia de Haití fue un aviso importante para el país.

“Desde que se empezó a registrar el crecimiento vertical ya existían reglamentaciones antisísmicas que obligaban al uso de una serie de detalles y consideraciones en el diseño que hacen seguras, dentro del límite razonable, las estructuras.

Hay sismos que por su intensidad nos los resiste nada”, dijo el experto, quien señaló que desde 1978 hay reglamentaciones que tratan este tema. Aseguró que el país es una sociedad razonablemente organizada desde el punto de vista sísmico.

Para el presidente del Codia, Domingo Mateo, la aplicación del nuevo reglamento antisísmico es factible porque para su elaboración fue consensuada durante un año con todos los sectores, especialmente con los que intervienen de manera directa en la construcción.

Expresó que este reglamento establece las normativas que deben cumplirse en República Dominicana, de acuerdo con los nuevos estudios sísmicos que se realizaron en las distintas regiones del país.

Mateo explicó que para la elaboración de este reglamento se hizo un estudio de isoaceleración a través del cual se dividió el país en zona 1 y zona 2 de acuerdo a la vulnerabilidad territorial, para las cuales se establecieron reglas especiales de construcción.

“Un proyecto que se haga en Higu¨ey no puede tener las mismas condiciones de suelo de uno que se haga en Barahona, sino que cada uno tiene condiciones específicas”, indicó.


REFERENCIA HISTÓRICA SOBRE REGLAMENTOS
ESTUDIO

El ingeniero Héctor O’Reilly, de la empresa Obras de Ingeniería e Inversiones (Obinsa), en un trabajo que tituló “Desarrollo de los códigos de construcciones en República Dominicana”, presentado en 2002, señala que los códigos de construcciones son un arma poderosa para mitigar los daños que pudieran producirse en las edificaciones y obras civiles de un país, sobre todo cuando se produce un evento natural importante, como pudieran ser un huracán o un terremoto.

En su trabajo afirma que se hace imprescindible que cada país posea un cuerpo de reglamentos que garanticen a los ciudadanos el usufructo de todas las obras construidas, además de garantizar las inversiones en el tiempo para que puedan cumplir su período útil de existencia. Afirma que cuando ocurre un evento natural de importancia, si no se está debidamente preparado, las pérdidas económicas sin contar las de vidas, pudieran generar un colapso económico de difícil recuperación.

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