viernes, 13 de enero de 2012

Análisis: La intranquilidad del dólar


Desde finales del pasado año se está enviando señales de intranquilidad que, a la postre, pueden ser preocupantes
Indispensable para la estabilidad macroeconómica y de forma específica para la tranquilidad cambiaria, los flujos perceptibles de la prima del dólar impactan de forma irremisible todo el espectro de la economía.
Con un gélido comportamiento durante años, y probablemente el mejor aliado económico para los logros políticos-electorales del peledeísmo gobernante, este factor vertebral de la economía, desde finales del pasado año está enviando señales de intranquilidad y ondulaciones que, a la postre, pueden ser preocupantes.
Ondulando en un balotaje que ha mediado entre niveles de RD$ 37.60 y 38.20, hasta el último trimestre del 2011, la moneda norteamericana logró situarse por encima de los RD$ 38.80 a finales de Diciembre.
Así, negada en principio por economistas y analistas cercanos al gobierno, la mutación señalada parece haber destapado ya el techo de la pasividad que, a juzgar por las respuestas continuas de las autoridades monetarias del país, mantenía incólumes a las principales figuras de la estructura económica del gobierno.
El hecho, un tanto inesperado, de las autoridades del Banco Central (BC) de entrar públicamente en escena, despejó las dudas sostenidas por aquellos que endilgaban el asunto a los “simples movimientos de la prima al finalizar la temporada navideña”…O sea, de algún modo oficial, se colocó por encima de los argumentos asociados a “elementos estacionales de reducción transitoria de oferta de dólares en el mercado durante el primer trimestre del año”.
El anuncio de que a “partir de hoy participará en el mercado de divisas de manera activa”, condicionado por los altos niveles de reservas internacionales que posee, el BC admite por primera vez en mucho tiempo que la preocupación ha pasado a un plano mayor.
Y, sin prescindir de aquellos planteos que, entre otras razones, atribuyen los escarceos del dólar a la realidad política de unas elecciones al doblar de la esquina y a los movimientos naturales de los “inventarios comerciales”, el péndulo de la incertidumbre se pavonea sobre el curso de la moneda extranjera y nunca cobró mayor fuerza que ahora.
Durante la primera y segunda semanas del año, los precios dólar han alcanzado, para la venta, los RD$39 pesos por uno. Como factor adicional, nada halagüeño de cara al porvenir, en este mismo periodo también se ha reportado un significativo incremento de la tasa de interés para los préstamos hipotecarios, factores que impactan de modo directo la economía de la población.
La ecuación de un dólar que roza los RD$39 por uno, más el incremento sorprendente de hasta RD$ 500, 600 y 650 pesos en los pagos por compromisos hipotecarios y de consumo a los usuarios de los bancos, indica la primera ventisca de los aires pesados del año que recién comienza.
Un ejemplo: Ayer se registraron compras de dólares a RD$ 38.60, mientras la venta ascendía a RD$ 39 y 39.10 para los adquirientes de divisas en los principales bancos del país. El nivel promedio de compra de las entidades financieras fue establecido este martes 10 de Enero a RD$ 38.62 en efectivo, 38.70 en cheques y a 38.72 en trasferencias, según datos del mismo BC de la República.
Sin embargo, la venta en efectivo, en cheques y transferencias se realizaba a RD$ 38.98. En tanto que, y siempre en atención a los datos suministrados por el BC, en los agentes de cambio y remesas, las transferencias de ventas tocaron los RD$ 38.99, nivel máximo en la actividad.
Como ha de suponerse, estas variaciones, hacia arriba, sugieren el peor muestrario de un indicador que obedece al deslizamiento o tendencia inflacionaria de origen monetario, cual es, en el escenario más pesimista la variación negativa del llamado índice de precios al consumidor (IPC), un renglón medular que el año pasado fue medido en un 7.76% por el BC.
De hecho, cuando muchas personas se preguntan sobre el alza de los artículos de consumo, alzas en los precios de los combustibles, el transporte, la energía eléctrica y diferentes bebidas no alcohólicas, están, precisamente, preguntando acerca de esta variable del IPC que, a todas luces, varió en correspondencia al índice inflacionario.
A sabiendas de los trotes electoreros y del despotrique que tipifica el gasto de los gobiernos en procesos electorales como el que se avecina, convendría pensar, aún a contramano de los más convencidos optimistas, que el país debe seguir después del 20 de mayo.
Los momentos presentes no pintan bien, y muy a pesar de la tranquilidad exhibida, pareceríamos vivir con la confianza de una solapada calma que sin embargo se enfrenta a los avisos de una tormenta. Quiérase o no, los estertores del dólar son para preocuparse. Y mucho!




Por: Z101digital.com

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