REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Existen varias versiones del origen y la llegada de Nuestra Señora de la Altagracia a la República Dominicana, y del porqué de su veneración en el país. Esta devoción se inició durante el período colonial, cuando los viajes de Cristóbal Colón, aunque también se extendió por otras regiones del mundo.
Existen varias versiones de la historia de la imagen de la Virgen de la Altagracia algunos historiadores y párrocos de la Iglesia católica mencionan que esta advocación tiene dos tiempos y dos lugares distintos, donde tiene su expresión: España desde el siglo VI y República Dominicana en el inicio del XVI. Virgen de Gracia es el título que le dan en 337 lugares de España, y Virgen de Altagracia con 6, únicamente en Extremadura.
Es desde esta Extremadura desde donde se lleva a la española la devoción y el cuadro, que hará famosa a la ciudad de Higüey. Y tengo para mí que es el Gobernador Nicolás de Ovando, nacido y criado en el marco de la Extremadura altagraciana, el que con sus extremeños la hace presente en República Dominicana.
Llega a la isla el 15 de Abril de 1502 con 30 barcos y 1200 hombres, 77 de ellos naturales de Garrovillas, lugar de gran devoción altagraciana. En 1503 se veneraba ya en la ciudad de Santo Domingo a la Virgen de la Altagracia, muy concretamente en la orilla occidental del río Ozama, a donde Ovando había trasladado la Ciudad.
Una “negra piadosa” (así la llama la historia) mantenía una capilla de paja, donde se veneraba a la Virgen de la Altagracia, con el beneplácito del Gobierno y del pueblo. Y junto a esa capilla Nicolás de Ovando fundó el primer hospital de América. “El principio de esta fundación, – dice el cronista Alcocer en 1650- fue un boxio, donde hoy está la capilla de ntra. Sra. de Altagracia, que era de una negra piadosa”.
Quién fuera esta piadosa mujer, cuál su nombre y procedencia, es algo que desconocemos, pero sí merece un reconocimiento muy digno, porque fue ella la que edificó la primera capilla de América y la que llevó oficialmente la devoción a la Altagracia, sin duda apoyada por Nicolás de Ovando, pues en su fundo él edificó el Hospital.
Otra versión es la del canónigo Luís Gerónimo de Alcocer, quién escribió acerca de la llegada de la Virgen a la colonia. En su relación de 1650, De Alcocer dice lo siguiente:
“La imagen milagrosa de nuestra Señora de Altagracia está en la villa de Higüey, como treinta lenguas de la Ciudad de Santo Domingo; son innumerables las misericordias que Dios Nuestro Señor a obrado y cada día obra con los que se encomiendan a su Santa imagen: consta que la trajeron a esta isla dos hidalgos naturales de Pacencia en Extremadura, nombrados Alonso y Antonio de Trejo que fueron de los primeros pobladores de esta isla, personas nobles como consta de una cédula del Rey Don Felipe Primero, año de 1506, en que encomienda al Gobernador de esta isla que los acomode.”
La Alta-Gracia, referida a María, significa que a María se le concedió la más alta gracia, que es ser la Madre de Dios.
Nuestra Señora de la Altagracia o Virgen de la Altagracia es una advocación mariana católica considerada como la «madre protectora y espiritual del pueblo dominicano». Su fiesta patronal es el 21 de enero, día festivo/no laborable en la República Dominicana en el que muchos fieles devotos de la Virgen concurren desde todo el territorio dominicano a la basílica de Higüey, en la provincia La Altagracia.
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