“No me quiero morir sin saber qué pasó”, expresó Pichardo, mientras era entrevistada en el programa radial.
La dirigente reformista, el 6 de noviembre de 2013, viajó a Miami para conocer a su nieta recién nacida y fue detenida por una orden relacionada con un caso de droga que ella pensaba que había prescrito. Explicó que, sin hacerle una revisión interna, diterminaron que tenía órganos masculinos, por lo que la mandaron a un centro de reclusión para hombres, donde permaneció alrededor de 24 horas.
“Yo suplicaba, lloraba... y nadie me daba información. Solo me mandaron a callar”, explicó la también abogada. Agregó que un recluso se solidarizó con su situación, y le pidió un número de algún familiar para informale sobre ella, y así pudo contactar con su hija.
Pichardo explicó que su hija fue varias veces a la cárcel, pero ellos le negaban que se encontrara ahí. “Un oficial le entregó una nota a mi hija dieciéndo que yo sí estaba ahí, y es cuando el esposo de mi hija, Felix Parede, solicitó los servicios de un abogado”, detalló.
Depués de unas horas, Fiordaliza fue trasladada a una habitación donde le tomaron fotos desnudas, pero nadie le explicó para qué eran esas fotografías. Luego, fue revisada nuevamente, y se compró el error cometido por la autoridades. Quedó en libertad tras pagar una fianza.
Pichardo es madre de tres hijos, dos con parto normal, y uno por cesárea. El trauma vivido por su familia fue tan fuerte, que uno de sus hijos creyó la versión de las autoridades estadounidenses y pensó que ella no era su madre.
A Pichardo le ha tomado dos años poder hacer frente a la situación, ya que durante ese tiempo, no se encontraba emocional y sicológicamente estable.
Actualmente, Pichardo demanda al Estado de Florida por la suma de cinco millones de dólares. "Solo quiero que lo que a mí me pasó, no le pase a otra mujer. ¿Cuántas mujeres habrán vivido lo que yo he vivido?", cuestionó la exregidora.
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