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Las historias de maltratos y el “calvario” que viven los médicos residentes durante los primeros dos años de ingreso a cursar la especialidad médica, plasmadas en un reportaje especial de Listín Diario, motivaron que las autoridades del Ministerio de Salud pusieran la vista en ese problema.
Ayer, poco después de la publicación, una delegación del Ministerio de Salud Pública se apersonó ante las autoridades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), la entidad encargada de impartir el Examen Único Nacional de Residencias Médicas, para coordinar un encuentro donde participen, además, los dirigentes del Colegio Médico Dominicano (CMD).
El encuentro, que fue encabezado por la rectora de la UASD, Emma Polanco, el ministro de Salud, Rafael Sánchez Cárdenas, y el presidente del CMD, Wilson Roa, que podría materializarse la próxima semana, tiene como objetivo principal analizar el problema y buscar una salida dirigida a mejorar las condiciones en que realizan su formación los médicos residentes.
Los detalles de las coordinaciones para el encuentro fueron ofrecidos a Listín Diario, por el periodista Carlos Suero, gerente de Comunicación del Ministerio de Salud, quien ayer realizaba esas gestiones.
Sus versiones
Cada año, alrededor de mil médicos que buscan realizar una especialidad médica entran a formar parte de los diferentes programas de residencias médicas que son impartidos en los distintos hospitales docentes, con el aval de las escuelas de medicina de las universidades.
Cada año, alrededor de mil médicos que buscan realizar una especialidad médica entran a formar parte de los diferentes programas de residencias médicas que son impartidos en los distintos hospitales docentes, con el aval de las escuelas de medicina de las universidades.
En un reportaje especial elaborado por la periodista Adriana Peguero, publicado por Listín Diario, médicos que cursan especialidades médicas en hospitales docentes revelan que el primer y segundo año de residencia ha sido bautizado por ellos mismos como “El año del Perro”, porque son tratados como tales por los colegas de años más avanzados.
Con frecuencia aseguran le hacen cumplir horarios que van de 24 a 72 horas sin descanso, incluyendo preparar los temas y tareas que tienen asignados para sus exposiciones en clase.
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