lunes, 15 de julio de 2019

LEGADO HISTÓRICO La casa de Balaguer fue su capilla ardiente

  • La casa de Balaguer fue su capilla ardiente
    Antes del sepelio, el cuerpo del líder político fue llevado a la sede del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC).
Joaquín Ricardo
Especial para LISTÍN DIARIO
Santo Domingo, RD
La casa solariega de la familia Balaguer Ricardo no necesita mayor identificación.
Todos los dominicanos de mediana edad saben que ésa fue la residencia del doctor Joaquín Balaguer, siete veces Presidente de la República, y de su familia.
Ese segmento poblacional antes mencionado, también recuerda que ahí vivían su madre y sus hermanas Alicia, Isabel Irene y Ema.
En ese lugar, igualmente, se produjeron hechos históricos de transcendencia para todos los dominicanos.
Muchos ilustres visitantes nacionales y extranjeros, incluyendo delegaciones que asistieron a las distintas ‘Toma de Posesión’ del propio presidente Balaguer, fueron recibidos en esa casa, escenario también de muchas conversaciones de Estado, que guardaban celosamente sus augustas paredes, objeto de recuerdo y de mística veneración para muchos conciudadanos, que aún viven.
Fueron esos mismos salones los que sirvieron de capilla ardiente para exponer los restos de su madre y de sus hermanas Isabel Irene, Alicia y Ema, en condiciones de recogimiento casi estrictamente familiar.
Político influyente
Al pie de la escalera que conducía a la terraza y habitaciones del segundo nivel, se esclarecieron malos entendidos y se solucionaron problemas de interés nacional, incluyendo peticiones de índole personal.
Bajo el arco arquitectónico del recibidor se reunieron, el 14 de julio de 2002, personas de todas las clases sociales, cuando el país fue sacudido por la conmoción que causó la muerte del dominicano más influyente en la política contemporánea, en la segunda mitad del siglo pasado, hasta el día de su sentido fallecimiento.
Durante tres días, desde las nueve de la mañana hasta cerca de la medianoche, desfilaron por esa sala amigos y adversarios, por ante el túmulo funerario en el que se exponía el fenecido político. Nadie necesitó orientación para llegar a la Máximo Gómez 25, casa llena de historia y reclamos sociales y políticos.
Antes de su muerte, cumpliendo un deseo de su ya fallecida hermana Ema, procedió a donar la casa a la Liga Dominicana contra el Cáncer, entidad que por su proceder se ha ganado el respeto y el agradecimiento del pueblo dominicano.
Un acto de donación, pura y simple, con el solo compromiso de que los beneficiarios preservaran la casa y su entorno, compromiso que fue honrado hasta diciembre del año pasado, cuando se procedió a realizar ampliaciones y modificaciones que han roto, visiblemente, el estilo arquitectónico del histórico inmueble.
Ante el ejemplo que se nos presenta hoy con esa casa, la cual hace tiempo que trascendió el fin para la que fue erigida y pasó a convertirse en patrimonio físico de la historia dominicana, nos parece pertinente proponer a la consideración de las autoridades, de manera especial, a los miembros del Poder Legislativo, la posibilidad de disponer, por medio de un proyecto de ley, que todas las casas de los exPresidentes de la República pasen a manos del Estado, con el fin de preservarlas como parte intrínseca del patrimonio material e histórico de la nación.
El cuidado y la atención de las mismas podría corresponderle al Ministerio de Cultura, exceptuando las que tengan Fundaciones que puedan hacerse cargo del mantenimiento y preservación de las casas. Esta iniciativa ayudaría a la preservación física la memoria histórica de la nación.
Puerta abierta para todos
Presencia.
Se hizo una costumbre ver frente a la residencia del fenecido líder político, a decenas de personas procedentes de diferentes sectores del Gran Santo Domingo y el interior del país.  

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