INGLATERRA.- Un equipo de científicos suizos y británicos ha descubierto que moléculas de azúcar modificadas en laboratorio pueden destruir por simple contacto muchos virus, algo que puede servir para avanzar en el combate de enfermedades como el coronavirus recientemente originado en la ciudad china de Wuhan.
El hallazgo podría ser un importante progreso en el combate de virus para los que los tratamientos suelen mostrar una efectividad limitada y que no suele detener por completo la propagación de infecciones, destacó en un comunicado la Universidad Politécnica Federal de Lausana (EPFL), una de las participantes en el estudio.
Los azúcares modificados son especialmente efectivos ‘en virus responsables de infecciones respiratorias y herpes’, destacó EPFL sobre una investigación en la que también han participado expertos de las universidades de Ginebra (Suiza) y Manchester (Reino Unido), y que será publicado en la revista especializada ‘Science Advances’.Hasta ahora, la mayoría de las sustancias que se sabía eran capaces de destruir un virus por simple contacto, o ‘virucidas’, eran en general extremadamente tóxicas para el organismo humano y no podían aplicarse a éste sin causar graves daños, caso de la lejía.
Por ello, los medicamentos antivirales habituales, con sustancias más absorbibles por el organismo, frenan el desarrollo de virus sin destruirlos totalmente, lo que puede permitir que muten y se vuelvan resistentes a los tratamientos, aumentando los riesgos de epidemia.
‘Con el fin de sortear estos dos obstáculos y combatir eficazmente las infecciones virales, se imaginó un ángulo de ataque completamente diferente’, subrayó la directora de las investigaciones, Caroline Tapparel Vu, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Ginebra.
Investigadores habían producido anteriormente un antiviral capaz de destruir los virus a partir del oro, y esta vez se aplicaron métodos de investigación similar utilizando derivados de glucosa natural llamados ciclodextrinas.
‘Sus ventajas son muchas, al ser más biocompatibles (adaptables al organismo humano) que el oro y más fáciles de usar, además de que no activan mecanismos de resistencia y no son tóxicos’, señaló Samuel Jones, investigador de la Universidad de Manchester y también participante en el proyecto.DE EFE
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