Una arqueología de la justicia dominicana, un valioso instrumento para la reforma de una Policía Nacional que todavía incurre en prácticas trujillistas y una pieza histórica que cuestiona la nostalgia por la dictadura.
Son parte de las reflexiones que hacen el presidente de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias (CPEP), Juan Pablo Uribe, y la directora del Museo Memorial de la Resistencia Dominicana (MMRD), Luisa De Peña Díaz, sobre el libro en dos tomos de 500 páginas cada uno y que recoge el expediente instrumentado contra quienes participaron en el ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo, el 30 de mayo de 1961.
La obra titulada “El ajusticiamiento: Expediente del asesinato del Ilustre Padre de la Patria Nueva, Generalísimo Doctor Rafael L. Trujillo Molina” será puesta a circular con ocasión del 60 aniversario de la decapitación de la tiranía, el próximo 30 de mayo, y como un homenaje póstumo a su autor, el historiador, profesor y sociólogo, Franklin Franco.
“El fantasma de la dictadura se cuela a través de las añoranzas”, reflexiona De Peña Díaz, al preguntarle sobre la gran cantidad de jóvenes que anhelan un régimen dictatorial, con el uso de frases como “Trujillo ven a ver”, cuando observan cualquier hecho degradante en la sociedad.
Atribuye esa realidad a que la apología trujillista logró asociar los símbolos nacionales con el régimen oprobioso que encabezó el sátrapa durante 30 años.
La especialista en gestión de museos considera que la gran lección de este libro es que muestra el cuadro del poder corrompido y una democracia que se ha construido sobre la base de la impunidad.
Comisión policial
Sugirió a la comisión designada por el presidente Luis Abinader para la reforma policial usar el contenido del libro para erradicar las prácticas trujillistas que aún persisten en el cuerpo del orden, incluida la tortura.
Los auspiciadores de la publicación la consideran también una valiosa fuente de consulta para estudiantes de derecho, abogados, jueces y otros actores del ámbito judicial, pues constituye el rompecabezas de cómo fabricaba la tiranía un expediente judicial.
“Es imperativo desmontar los símbolos de la dictadura y el Estado está obligado a dar el primer paso”, reflexiona De Peña Díaz, tras deplorar que 60 años después del ajusticiamiento de Trujillo se utilicen los propios medios de la democracia para socavarla.
Cree que la tan anhelada “Comisión de la Verdad” sería un importante primer paso para crear una política pública de memoria histórica que posibilite la reconciliación de la sociedad, pero sobre la base de hacer justicia contra los auspiciadores de los desmanes del régimen trujillista.
La sociedad tiene mucha responsabilidad en el “pecado por omisión”, lo que trae como consecuencia la elevada carga de agresividad y violencia que brotan en cualquier momento, añadió la museógrafa.
La directora del MMRD estima que la democracia no se puede construir ignorando un pasado de impunidad, una frase que expresa cargada de reproche cuando observa a personas “rasgarse las vestiduras” porque matan a alguien por un celular, pero asumen con indiferencia tantos años de asesinatos, desapariciones, torturas y acoso psicológico.
Herencia
Mientras Uribe considera que como país tenemos una carga política heredada de la dictadura que pesa en el imaginario de la sociedad dominicana.
“Es una construcción mitológica de Trujillo”, precisa el presidente de Efemérides Patrias, quien afirma que el libro sobre el expediente nos llama a construir una línea ideológica compromisaria con la memoria histórica que evite repetir un pasado ominoso y que permita avanzar en la construcción de la democracia.
“Con la publicación de estos dos tomos del expediente judicial contra los ajusticiadores de Trujilllo levantamos la consigna de memoria contra el olvido, que no es venganza sino justicia”, precisó el comunicador y filósofo.
Uribe recordó que el dominio de los poderes públicos por parte de Trujillo, especialmente el judicial, le permitió a su vez tener el control de la vida material y espiritual de la sociedad dominicana, como no lo tuvo otra dictadura en América Latina.
El presidente de la CPEP refiere que el libro de Franco es un valioso instrumento para desmontar el pseudonacionalismo de Trujillo y la mitología que construyó el sátrapa sobre el manejo eficiente de los poderes del Estado.
“Las acusaciones contra los héroes y mártires contenidas en este expediente no hacen más que justificar la acción heroica de los ajusticiadores de Trujillo y nos invitan a desmontar el quadrivium del poder corrompido: complicidad, impunidad, silencio y olvido”, precisó.
De Peña Díaz y Uribe coinciden en que la añoranza por la dictadura, mayormente entre jóvenes, aún persiste porque en el país predomina la banalización del mal y la normalización del crimen.
Eso de que durante la dictadura había orden, se propició un impulso de la economía, existía una baja criminalidad, se respetaban las leyes, se pagó la deuda externa y otras “bondades” tan propagadas sobre Trujillo, son, a juicio, un discurso que obvia la realidad de que todo eso lo usó para su provecho propio y que se trató de un régimen que emanaba sangre por doquier.
La obra
La obra de Franco, que se publicará con el auspicio del MMRD y Efemérides Patrias, contiene todos los documentos recopilados por los organismos de represión del régimen para sustentar la acusación contra sus ajusticiadores.
Recoge declaraciones, interrogatorios certificaciones, oficios, órdenes de apresamiento, certificados médicos, la providencia calificativa y otros detalles del expediente contra los héroes del 30 de Mayo, sus familiares y otros allegados. Franco dejó el libro listo antes de fallecer en el año 2013.
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