martes, 2 de enero de 2024

NICARAGUA: Dicen el Gobierno quiere “desaparecer” a la Iglesia

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Agentes de la Policía vigilan afuera de una iglesia católica, donde fue apresado uno de los sacerdotes.

CIUDAD DE MÉXICO.- El arresto de al menos 15 sacerdotes y seminaristas en Nicaragua en los últimos días, sumado a la condena del obispo Rolando Álvarez a 26 años de cárcel, ponen fin a un año marcado por denuncias de persecución y destierro de religiosos, según analistas y opositores quienes aseguran que el gobierno del presidente Daniel Ortega “quiere desaparecer” a la Iglesia.

Según voceros de la Iglesia católica, un obispo y cinco sacerdotes fueron sacados de sus casas y parroquias por policías de uniforme o de civil entre el 20 y el 28 de diciembre, y a otros nueve párrocos se les detuvo en los siguientes dos días en diversos sitios del país centroamericano.

La policía no ha desmentido, ni confirmado las denuncias sobre esos hechos.

Hay “una feroz cacería” de sacerdotes, escribió en su cuenta de X, antes Twitter, monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua y una de las voces más críticas en la Iglesia.

Tras denunciar la represión policial de las protestas antigubernamentales de 2018, Báez recibió amenazas de muerte y fue obligado a exiliarse en Miami.

«TRAICION A LA PATRIA»

Entre los sacerdotes presos, además del obispo Álvarez, acusado de “traición a la patria” por negarse a ser deportado a Estados Unidos junto a 222 opositores excarcelados, figura Isidoro Mora, obispo de Siuna (noreste) arrestado el 20 de diciembre. Se desconoce su paradero, como el del resto de detenidos.

Otros dos sacerdotes detenidos fueron liberados, pero permanecen bajo vigilancia policial, según las autoridades religiosas.

La abogada Martha Patricia Molina, experta en asuntos religiosos, consideró que la nueva ola de arrestos podría obedecer a que los sacerdotes “están orando” en sus misas por el obispo Rolando Álvarez.

También la atribuye a los mensajes de algunos párrocos en sus homilías, en las que han aludido a la libertad y a los derechos humanos. Sin embargo, a su juicio, el objetivo final del gobierno de Ortega es deshacerse de esa presencia crítica.

“Quieren desaparecer a la Iglesia católica de Nicaragua”, afirma.

El gobierno de Ortega se autodefine “cristiano, socialista y solidario” y en sus discursos la vicepresidenta Rosario Murillo, esposa del mandatario, exalta conceptos como fe, perdón y amor a Dios.

Hasta el momento, la Santa Sede no se ha pronunciado sobre la situación en Nicaragua.

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