NUEVA YORK. Allentown es la calle principal que lleva el nombre del mismo poblado en Pensilvania, donde predomina una población dominicana que ha contribuido enormemente al progreso y desarrollo de la ciudad.
Después de décadas sin que públicamente se hubieran reconocido esos aportes, el concejal dominicano Julio Guridy, tomó la iniciativa de proponer en el Consejo Municipal que en la calle se coloquen rótulos con el nombre de “Calle Siete”, pero los signos fueron hechos en inglés, “Seventh Street” (Séptima Calle), sin que se modifique el original, Allentown.
Pero la propuesta del edil, que es miembro de los comités de Desarrollo Comunitario, Estrategia, Relaciones Intergubernamentales, Presupuesto, Finanzas, Reglas y Cámaras, encuentra el rechazo de comerciantes dominicanos, otros latinos y los comunitarios, quienes han asistido a sesiones en el ayuntamiento para oponerse a la colocación de los rótulos en el idioma de Shakespeare.
Algunos activistas recordaron que en Miami, la célebre Calle 8, que honra a la diáspora cubana en Florida, tiene el nombre en español.
El concejal dominicano defendió su propuesta en una entrevista con el periódico local Morning Call, al que le dijo que la rotulación de la calle Allentown con el nuevo nombre, sólo busca reconocer los aportes de los latinos a la ciudad, pero no explicó el porqué el rótulo y otros signos están en inglés.
En la vía se ubican docenas de negocios, como bodegas, restaurantes, barberías, agencias de envíos, tiendas, salones de belleza y otros, cuyos propietarios son mayoritariamente dominicanos.
Los hispanos ahora representan casi la mitad de la población de 120,000 y de ellos, la mayoría son dominicanos, una gran parte de los cuales han emigrado a Pennsylvania desde Nueva York en busca de casas y apartamentos más baratos y mejor calidad de vida.
Guridy alega que se trata de un “pequeño gesto de respeto”, mientras los críticos creen que es una propuesta innecesaria y que está dividiendo a la comunidad.
Los oponentes también dicen que la propuesta es una distracción de los problemas de la pobreza, las drogas, la delincuencia y la falta de oportunidades en el centro urbano de Allentown.
“Con todos los problemas de esta comunidad, por favor, no me hable de signos”, dijo Juan Rosario, de 54 años, que emigró a los Estados Unidos de la República Dominicana hace cuarenta años y posee una agencia de bienes raíces, impuestos y seguros en la calle.
“Si realmente quieren ayudar a alguien, que se suban las mangas, vengan aquí y vamos a hablar de eso”, añadió el comerciante dominicano.
Guridy dijo que la propuesta se someterá oficialmente en noviembre.
Durante gran parte de su historia, la ciudad, que está a distancia de una hora en coche al norte de Filadelfia, fue un centro industrial bullicioso poblada en gran parte por inmigrantes europeos y sus descendientes.
A medida que la fábrica se redujo, también lo hizo la población.
“Es una buena cosa para Allentown, ya que proporciona un sentido de orgullo y un sentido de pertenencia a la comunidad hispana, que han estado trabajando duro y contribuyendo a esta ciudad, y que se sienten alienados porque no son reconocidos por sus aportes “, agregó el concejal”, dijo Guridy
En la barbería “Los Compadres”, Steven Castillo, de 27 años, considera que las señales en español serían una buena herramienta de marketing, y no es diferente a las ciudades que cuentan con barrios chinos o pequeñas Italia como Nueva York y San Francisco en California, que tienen letreros y rótulos en los idiomas primarios de esas diásporas.
“Cuando quieres comida hispana en Allentown, tienes que ir a la Calle Siete”, dijo el sirio Zack Alali, de 48 años, un inmigrante que vino a los Estados Unidos hace 25 años, y es dueño de “La Casa del Dólar” en esa arteria con una clientela mayoritariamente latina.
“La Calle Siete simplemente refleja la realidad de lo que se ha convertido esta calle”, agregó.
Para algunos, se trata de la lengua y la cultura. Shaniqua Andrews, de 25 años, que vive a una cuadra de la calle y trabaja en un almacén, dijo que sus compañeros de trabajo en su mayoría hablan español y su supervisor siempre hace saludos y da instrucciones en español.
“Me molesta, deben venir aquí con la mentalidad de que esto es América”, añadió la señora Andrews que es afroamericana, según reseña el Morning Call.FUENTE DIARIO LIBRE
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