Hiroshima ha conmemorado este 6 de agosto el 75º aniversario del lanzamiento por parte de Estados Unidos de una bomba nuclear contra la ciudad japonesa para poner fin a la Segunda Guerra Mundial con un potente discurso a favor de la abolición de las armas nucleares.
Como cada año, se ha guardado un minuto de silencio a las 8.15, exactamente la misma hora en la que 'Little Boy' --apodo que los científicos estadounidense dieron a esta bomba nuclear-- cayó sobre Hiroshima causando la muerte instantánea de 70.000 personas, hiriendo a otras decenas de miles y arrasando por completo el lugar.
El alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui, ha aprovechado el acto conmemorativo de este año para advertir en contra de la carrera armamentística, también nuclear, que han reavivado las nuevas dinámicas de poder en el tablero internacional, marcadas por la rivalidad entre Estados Unidos y China.
Según datos del Comité Internacional de Cruz Roja (CICR), se estima que actualmente hay más de 14.000 bombas nucleares en todo el mundo, algunas de las cuales tienen un poder "decenas de veces más grande" que las lanzadas contra Hiroshima y Nagasaki, que tres días después, el 9 de agosto de 1945, también sufriría un ataque con una bomba nuclear.
"La sociedad civil debe rechazar el nacionalismo y unirse en contra de todas las amenazas", ha dicho Matsui en la tradicional ceremonia en el Parque de la Paz, erigido sobre la 'zona cero'. "La gente de todo el mundo debe unirse para conseguir la abolición de las armas nucleares y lograr una paz duradera", ha reclamado.
Matsui también ha lanzado un mensaje en clave nacional exigiendo al Gobierno de Japón que se adhiera al Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares, adoptado en 2017 y que solo tiene 40 de las 50 ratificaciones que necesita para entrar en vigor. Paradójicamente, Japón no es uno de los estados parte.
El primer ministro nipón, Shinzo Abe, no ha contestado a Matsui durante su intervención en el acto conmemorativo pero sí ha abogado igualmente por alcanzar un consenso internacional sobre las armas nucleares.
Cada país debe "eliminar el sentimiento de desconfianza (hacia los otros) mediante una implicación mutua y el diálogo", ha planteado el jefe de Gobierno, según informa la agencia de noticias Kiodo.
Con la bomba nuclear sobre Nagasaki murieron inmediatamente otras 39.000 personas. Sin embargo, se calcula que en 1950 habían fallecido 340.000 personas por las dos bombas nucleares, sobre todo por enfermedades causadas por la exposición a la radiación ionizante.
El CICR ha advertido esta semana de que, si se volviera a producir un ataque nuclear, las consecuencias serían tan devastadoras que ninguna respuesta humanitaria sería suficiente para mitigarlas. "La comunidad internacional no tiene la capacidad de ayudar a todos los que lo necesitarían", ha afirmado.
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