De agua, plástico y acero son las murallas que bordean los hogares, negocios y áreas verdes de algunos de los sectores del Distrito Nacional, obstruyendo que sus residentes puedan circular con libertad en vehículos o a pie.
Mata Hambre, Honduras y el ensanche la Paz son solo algunos de los sectores del Distrito Nacional que amanecen cada día encerrados en esta realidad, en la que los lugareños deben decidir entre saltar la barrera o escabullirse como puedan entre ella.
Barreras de agua
Uno de los más comunes impedimentos que coartan a los residentes son bloqueos por estantes de metal que en su interior albergan botellones de agua, vitrinas desplegadas en las afueras de los colmados, pero ocupando las aceras, que constituyen parte de la vía pública para que las personas transiten libremente.
Algunos propietarios de negocios optan por colocar los estantes en las aceras opuestas de sus comercios y así dejar espacio para que sus delivery y clientes se parqueen enfrente. El desplazamiento de los ciudadanos es un factor que dejan de lado y al cual les prestan poca atención.
Cuando un transeúnte intenta pasar y reclama, los comerciantes se mantienen inamovibles y usan expresiones como: “La calle es grande”, insinuando que deben pasar por la calzada que utilizan los vehículos.
La apropiación del área peatonal se realiza con tal poderío que en el barrio Ensanche la Paz, los estantes de metal se han fijado al suelo con cemento.
Las neveras para almacenar hielo son otro de los obstáculos que los residentes, sobre todo del barrio Mata Hambre, tienen que sortear para circular por lo poco que queda de la acera.
Entre acero
Tomar la Autopista 30 de Mayo y doblar para adentrarse en el corazón del sector Honduras constituye una “travesía de embudo”: a medida que se avanza, más estrechas son las calles. El fenómeno de reducción del espacio para circular no es producto de caminos más estrechos, sino más bien de que los vehículos estacionados en ambos lados de las vías dificultan el avance vehicular y peatonal entre las calles de la comunidad.
A los comunitarios no les queda más que evadir el acero inmóvil de vehículos que se adueñan de cualquier orilla y esquivar los otros que circulan en zig zag por las vías.
Avenida Cayetano Germosén
Definida como una vía para el desplazamiento expreso, la avenida Cayetano Germosén, que es la única opción para avanzar hacia la ciudad en sentido oeste-este, aparte de la autopista 30 de Mayo, está obstruida en gran parte de su extensión por talleres, colmados, ventorrillos y vehículos abandonados y estacionados en la calzada y las aceras.
Especialmente en la salida norte del sector Enriquillo, en el kilómetro 8 de la carretera Sánchez, un vertedero da la bienvenida a quienes llegan al sector.
Por cientos de metros, todo tipo de vehículos son estacionados sobre las aceras y en plena calle, ya como parqueos casi permanentes, o mientras desabolladores y pintores realizan su labor en el espacio público como si se tratara de una propiedad privada.
En horas pico, la obstrucción en las vías por estos talleres y estacionamientos fuera de las regulaciones del tránsito, bloquean y taponan la avenida y de paso provocan retrasos a las personas que usualmente se despalzan por esta avenida para llegar a la parte sur del polígono central de la ciudad de Santo Domingo.
SEPA MÁS
Violación a la ley y las ordenanzas
En las vías públicas
Obstruir las aceras colocando anaqueles fijos o talleres de desabolladura y pintura como los que están a la vista de autoridades y bloquean el paso a los vecinos, es una violación flagrante de la ley y las ordenanzas municipales, porque se trata de una vía pública que nadie puede apropiarse de ella en forma particular.
Derecho de la gente
Corresponde a la Alcaldía del Distrito Nacional, encabezada por la alcaldesa Carolina Mejía, enviar personal a poner orden y despejar las vías para que los transeuntes se puedan movilizar.
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