Corrían los finales de la década de 1960, cuando un jovencito de 15 años, emigrante dominicano y potencial estrella del béisbol, pasaba por el Central Park de Nueva York siendo convidado a que jugara baloncesto.
Ese momento selló el final de la promisoria carrera del muchacho como beisbolista y el nacimiento de una leyenda inmensa en el basket latinoamericano.
Hugo Cabrera, quien falleció la madrugada de este martes por un cáncer de páncreas, se recordaba a sí mismo como “una varilla de largo”, pero que casi lo único que hacía era saltar, rebotar.
Pero con el paso del tiempo, el nacido en Santo Domingo el 23 de octubre de 1953, se convertiría en todo un ícono del tabloncillo para sus compatriotas.
Su descubridor y mentor fue el entrenador Willis Reed y sus primeros escenarios la escuela intermedia Juana de Arco y la secundaria de L.D. Brandeis.
En 1969 y 1970 regresa a su país, se incorpora al club San Lázaro y comparte con Manolo Prince, Osiris Duquela, Frank Kranwinkel, Alejandro Tejeda, Máximo Bernal y Julio Mon Nadal, entre otros.
Una beca universitaria le abre camino en Estados Unidos y en 1972 refuerza a los lazareños en una serie de tres encuentros frente al equipo de la Universidad de Armstrong.
Tras asistir a la Universidad de East Texas State entre 1972 y 1976, donde pulió sus habilidades, Cabrera hizo historia al convertirse en el primer dominicano que es escogido en el sorteo de talentos de la NBA.
Fueron los Bucks de Milwaukee, en la décima ronda del draft, quienes se hicieron con los derechos del jugador, que en 1975 debutó oficialmente en la República Dominicana cuando fue parte del equipo en el Centrobasket de ese año celebrado en Santo Domingo y quedó ubicado en el Quinteto Todos Estrellas.
Fue el séptimo mejor en anotación con un promedio de 16.8 puntos por partido al anotar 59 de 100 tiros al canasto y 16 de 28 lances libres. Atrapó 80 rebotes en ocho partidos para un average de 10.0 por salida.
Fue llamado por los Bucks y llegó a estar en los entrenamientos, pero no fue firmado debido, supuestamente, a los requerimientos físicos exigidos por el juego de la NBA.
El torneo superior distrital de 1977 terminó sin campeón por una reyerta mayúscula entre los equipos de San Lázaro y Naco.
Sin embargo fueron muchos de los miembros de esos quintetos quienes integraron la selección nacional que se coronó campeón del torneo Centrobasket, el 11 de septiembre de ese año, en Ciudad Panamá y donde Cabrera fue designado como el Jugador Más Valioso.
Dominicana se impuso en su debut a El Salvador por 99-77 con 30 puntos de Cabrera.
El juego físico y dominio de los tableros dio a Panamá el triunfo en el segundo día ante los criollos por 111-93. Hugo con 29 tantos sobresalió.
Al día siguiente fue el potente equipo de Puerto Rico que dispuso, con arrolladora ofensiva, de Dominicana por 101-81. Cabrera fue el segundo mejor encestador con 22.
México fue la segunda víctima con pizarra de 95-82 castigado por cinco jugadores que tuvieron cifras dobles, incluyendo los 17 del Inmenso.
Tras una fácil victoria ante Honduras con anotación de 76-54, la ronda clasificatoria cerró con un nuevo triunfo ante Antillas Holandesas por 103-78 con 12 puntos de Cabrera.
En el inicio de la final, a la cual pasaron los mejores cuatro equipos, Dominicana derrotó a Puerto Rico 94-86 por primera vez en Centrobasket y en 31 años. Tuvo que reponerse a una desventaja de 12 puntos en la primera mitad. Cabrera con 23 puntos fue el mejor.
El partido decisivo fue contra Panamá que tomó una ventaja de 46-32 en el primer tiempo. Pero una intensificada ofensiva dominicana igualó el juego a 66 restando 8:25. Varios empates y cambios de mando se sucedieron hasta que los criollos prevalecieron por un punto (92-91). Cabrera marcó 20 puntos.
El último juego de la ronda final, ya sin importancia alguna, fue ganado por los mexicanos ante los criollos con amplio margen de 120-88.
Para entonces, los Knicks de Nueva York pertenecían al consorcio Gulf And Western con grandes propiedades en el país y había llegado a un acuerdo para que Cabrera jugara con ese equipo por 140 mil dólares, pero el pacto no fue reconocido por el dirigente Reed.
Es enviado a jugar con el equipo Allentown de la Continental Basketball Association (CBA). Contribuyó nuevamente con la selección que obtuvo la medalla de bronce en los Juegos Centroamericanos y del Caribe efectuados en 1978 en Medellín, Colombia.
En este último certamen, fue el segundo mejor encestador con un promedio de 21.6 puntos por partido, solo superado por los 25.6 del panameño Rolando Frazier.
Anotó 103 de 220 lances al canasto (47 por ciento) y 31 de 49 tiros libres (67 por ciento). Además recuperó 55 rebotes en 11 partidos para un average de 5.0.
En 1979 se presenta otra oportunidad cuando Reed es despedido de su cargo, pero el paso del Huracán David retrasó su llegada a los entrenamientos, no tenía reservación y su nombre no estaba en el camerino, recibiendo un desaire indirecto.
Incluido en la nómina del equipo dominicano para el Centrobasket de 1981 en Mayaguez, Puerto Rico, su presencia fue impugnada por considerársele como “profesional” tras sus fallidas incursiones mientras intentaba hacer el roster de un combinado del baloncesto rentado de los Estados Unidos.
No fue sino hasta la Copa de Las Américas de 1989, tras la Federación Internacional de Baloncesto aceptar la entrada de los jugadores profesionales, sobre todo los que jugaban en la NBA, a los torneos que organizaba, que Cabrera puede regresar a la selección nacional.
De ser un delantero de poder y centro ocasional, Hugo se había convertido en un pequeño delantero. Lesionado en un tobillo, el ya veterano se integró en rol de suplente.
Dominicana debutó con un triunfo histórico ante Estados Unidos (116-108) y tras superar a Cuba, Panamá y México avanzó invicto a la siguiente ronda (4-0).
Pero el equipo solo pudo ganar uno de los siguientes cuatro partidos, perdiendo ante Puerto Rico, Venezuela y Canadá, este último encuentro por el quinto lugar y la clasificación para el Campeonato Mundial del año siguiente.
En el torneo superior distrital vio acción durante 13 temporadas con San Lázaro, Naco y Los Mina, pero solo logró una corona (1976). Terminó con promedios de 18.2 puntos, 6.3 rebotes y 2.2 asistencias en 185 partidos.
Su mejor estación fue la de 1977 cuando terminó con averages de 31.1 puntos, 12.8 rebotes y 3.0 asistencias para San Lázaro. Fue el Jugador Más Valioso para un equipo que ganó 14 de 15 partidos en la serie regular.
El 29 de junio de 1977 estableció una marca al encestar 61 puntos frente a Eugenio Perdomo. En julio de 1976 había marcado 57 tantos contra San Carlos.
Cabrera añade importantes incursiones como refuerzo en Venezuela, Brasil y España, además de jugar como nativo durante varias temporadas en Puerto Rico.
Su calidad como jugador completo, su caballerosidad y su gran ejemplo dentro y fuera de la cancha elevan su figura inmensa al pináculo del baloncesto dominicano.
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