El asma es una inflamación de los bronquios que provoca su obstrucción y, por tanto, dificulta el paso del aire necesario para respirar.
Se entiende por asma al síndrome que engloba a pacientes con síntomas recurrentes provocados por la obstrucción variable de los bronquios.
Su origen es multifactorial, aunque algunos factores aumentan la predisposición a padecer la enfermedad o empeoran sus síntomas.
En España, hay alrededor de 2,5 millones de afectados, según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). Un 5 % de los adultos padece esta enfermedad, mientras que en la población infantil se sitúa en el 10 por ciento.
Un diagnóstico adecuado es vital para proceder al tratamiento. SEPAR estima que un 50 % de los pacientes con asma no está diagnosticado.
Además, entre un 60 y un 70 % de las personas diagnosticadas con asma no tienen controlada la enfermedad.
¿Qué factores pueden empeorar el asma?
Existen numerosos factores de riesgo asociados a la aparición del asma que van desde perinatales hasta ambientales, y afectan a diferentes edades del paciente.
Según la Guía Española del Manejo del Asma (GEMA), los estudios actuales indican que los factores genéticos tienen cada vez mayor relevancia.
Por otro lado, los factores ambientales como aeroalérgenos, alérgenos laborales o infecciones respiratorias juegan un papel destacado.
El doctor Miguel Niño, miembro del Grupo de Trabajo de Patología Respiratoria de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), señala a EFEsalud que “la nube tóxica alrededor de las grandes ciudades afecta negativamente al pulmón, especialmente a aquellos con problemas respiratorios”.
Existe evidencia de que la contaminación en el interior de los edificios y en el exterior pueden ser desencadenantes de la aparición de asma o agudizaciones de la misma.
Así lo expone también el estudio “Air Pollution and Asthma: Mechanisms of Harm and Considerations for Clinical Interventions”, que sugiere que el aire contaminado contribuye al desarrollo del asma en la infancia.
Según el análisis, los efectos dañinos de la polución afectan al desarrollo de los pulmones y el sistema respiratorio en la edad temprana, el control del asma, la función anti microbiana del sistema inmune y la agudización del asma.
Además, contribuye a incrementar la morbimortalidad del asma y la incidencia de otras enfermedades respiratorias crónicas, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
¿Es recomendable llevar mascarilla para protegernos de la contaminación ambiental?
El doctor Miguel Niño cree que "sí puede estar recomendado para pacientes con problemas respiratorios o pacientes susceptibles de tener problemas respiratorios, especialmente al aire libre”.
Por otro lado, en espacios interiores, el experto destaca que toda la población general "debería seguir llevando la mascarilla y sobre todo, personas con problemas respiratorios".
“Desde la SEMG, hemos dicho que en interiores hay que tener cautela y seguir usando la mascarilla para protegernos”, expone Niño.
¿Qué ocurre con otros factores de riesgo como el tabaco?
El tabaco es otro factor asociado a la aparición de asma dentro de los factores ambientales. Los fumadores presentan mayor riesgo de sensibilización alérgica y en el caso del tabaquismo materno se asocia a un incremento de los síntomas asmáticos en la infancia.
Por otro lado, el experto de la SEMG avisa de que los fumadores pasivos también “presentan riesgos para su salud, ya que fumar alrededor de otras personas puede ser perjudicial para el resto”.
Según diversos expertos, en los pacientes con asma fumadores (activos o pasivos) el tabaco puede producir: peor control de la enfermedad, peor calidad de vida, reducción de la eficacia del tratamiento, mayor frecuencia de crisis, visitas a urgencias y necesidad de ingresos hospitalarios, y mayor riesgo de mortalidad.
En el caso de los cigarrillos electrónicos, su uso está desaconsejado. Según la Dirección General de Salud Pública, estos productos no son seguros para el consumidor, ya que contienen sustancias tóxicas y carcinogénicas.
Por ello, el facultativo afirma que “las personas que se dedican al campo de la neumología y al campo de la atención primaria están en contra de todo material que sirva para inhalar tabaco”.
“Esto va desde las pipas de agua hasta el tabaco tradicional como los vaporizadores”, concluye el doctor.
Autocontrol y autocuidado
El asma es una enfermedad crónica sin cura, aunque existen numerosos tratamientos que permiten llevar una vida normal en la mayoría de casos.
El autocontrol y el autocuidado son claves para poder convivir con la afección. Esto pasa por un aprendizaje sobre la enfermedad acompañado de los equipos sanitarios para adquirir conocimientos, habilidades y actitudes para el control del asma.
Por un lado, se debe llevar un autocontrol para poder evitar los factores desencadenantes y también autovigilar los síntomas.
Por otra parte, los expertos recomiendan que el paciente realice un manejo autónomo del tratamiento siempre bajo las indicaciones del personal sanitario y aplique medidas higiénico-dietéticas dentro del autocuidado.
¿Cuáles son los síntomas del asma?
Los principales síntomas de la enfermedad son dificultad para respirar, tos, pitidos o ruidos en el pecho tras la realización de ejercicio físico, por la noche o después de respirar un alérgeno o sustancias del medio ambiente.
Para poder diagnosticar el asma, el facultativo realiza una espirometría para comprobar si hay aumento de la capacidad pulmonar después de un tratamiento con un broncodilatador.
Asimismo, la presencia de estos factores después del diagnóstico son una señal para saber que el asma no está controlado.
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