Una quincena de líderes de los 22 países que participan en la Cumbre Iberoamericana acudirán a la cita de este viernes y sábado en República Dominicana en la que tratarán de seguir ahondando en la cooperación lograda en las últimas tres décadas y en brindar soluciones a los ciudadanos dejando de lado divergencias y divisiones.
Según adelantó este lunes el ministro de Exteriores dominicano Roberto Álvarez, catorce presidentes han confirmado su presencia en Santo Domingo, mientras que el resto estarán representados por sus vicepresidentes --en dos casos-- o por los cancilleres, si bien no quiso detallar los países que no estarán representados al más alto nivel.Dos de las ausencias confirmadas serán las de los presidentes de México, Andrés Manuel López Obrador, y del de Nicaragua, Daniel Ortega, poco amigos de acudir a foros internacionales y que delegarán en sus respectivos cancilleres, Marcelo Ebrard y Denis Moncada.
Más sorprendente ha sido la ausencia del presidente de Brasil, Luiz Inazio Lula da Silva, quien ha declinado su presencia porque el domingo iniciará una visita oficial a China. Tras la salida del poder de Jair Bolsonaro, quien mantuvo tensas relaciones con los líderes de la región y dejó a Brasil en los márgenes de la escena internacional, se esperaba a un Lula mucho más activo en foros como la Cumbre Iberoamericana.
Entre quienes tampoco viajarán a Santo Domingo están también, según ha podido saber Europa Press, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien no goza de muchas amistades entre sus pares regionales, así como la presidenta de Perú, Dina Boluarte, y el primer ministro de Andorra, Xavier Espot.
Por su parte, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, será duda hasta el último momento. Aunque su asistencia a la que sería su primera cumbre se daba prácticamente por segura, el escándalo de corrupción que ha salpicado esta semana a la petrolera PDVSA y forzado la dimisión del ministro de Petróleo, Tareck el Assami, podría hacer que finalmente se quedara en Caracas. En 2021 también confirmó que participaría en la cumbre de Andorra para delegar finalmente en su vicepresidenta, Delcy Rodríguez.
Con todo, el titular de la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB), Andrés Allamand, pone en valor el hecho de que los 22 países estarán representados en esta cumbre, como ha venido ocurriendo siempre desde que se celebró la primera en 1991, y que habrá "una muy buena asistencia" de mandatarios, en línea con citas anteriores, algo que también resaltan desde Moncloa.
El que fuera ministro chileno incide en el hecho de que los vaivenes que ha experimentado América Latina en las últimas tres décadas no han impedido dar continuidad a un foro en el que hasta la fecha no se ha excluido nunca a ningún país y donde todas las decisiones se toman por consenso.
Por este motivo, no cree que de la cumbre salgan señalamientos concretos por ejemplo respecto a Nicaragua y la deriva autoritaria emprendida por Ortega, más allá de que alguno de los líderes pueda hacer mención a esta situación durante sus intervenciones, toda vez que Managua vetaría cualquier texto en contra de sus tesis.
No obstante, cabe esperar que esta cuestión, así como otros temas espinosos y que también suscitan división entre los líderes regionales, como la guerra en Ucrania en la que no existe una postura unitaria, surjan durante la sesión plenaria o incluso, aquellos más sensibles o delicados, sean planteados por algunos de los líderes durante el retiro que mantendrán los mandatarios a puerta cerrada a la hora del almuerzo, en el que República Dominicana, como país anfitrión, ha propuesto hablar de la recuperación económica.
Bajo el lema 'Juntos por una Iberoamérica más justa y sostenible', la XXVII Cumbre Iberoamericana se ha marcado como objetivo principal seguir acercando a los ciudadanos a la Comunidad Iberoamericana que componen 22 países --19 de América Latina junto con España, Portugal y Andorra-- y brindando soluciones para los problemas actuales a los que se enfrentan, explicó Allamand en un encuentro organizado por Europa Press.
En este sentido, está prevista la aprobación de cuatro documentos concretos. El primero de ellos, la Carta de Principios y Derechos Digitales Iberoamericanos parte de una propuesta de España y se trata de un instrumento no vinculante que lo que busca es crear un marco de referencia orientador para que los países iberoamericanos puedan llevar a cabo políticas públicas y leyes en esta materia.
En opinión de Allamand, la digitalización podría contribuir al crecimiento económico, el aumento de la productividad, la reducción de la informalidad o el impulso de la educación en América Latina, pero para ello es necesario acabar con la "enorme desigualdad" que aqueja a la región y que en el ámbito digital es aún más acusada. Lo que se pretende con la carta es acabar con las brechas para poner "el proceso de la digitalización al servicio de las personas".
Los líderes iberoamericanos también van a aprobar una Carta Medioambiental Iberoamericana por la que vienen a expresar su compromiso de hacer frente juntos a los desafíos en esta materia y tratar de actuar con una sola voz en los foros internacionales habida cuenta de que América Latina cuenta con la mayor reserva de biodiversidad a nivel mundial y que su concurrencia es clave para hacer frente al cambio climático.
Esta cuestión entronca con otro de los temas clave que se abordarán en Santo Domingo, la inseguridad alimentaria, un problema al que se enfrentaba en 2021 el 40,6% de la población regional, según datos de la ONU. Para ello, está prevista la aprobación de un plan de acción para 'Una seguridad alimentaria incluyente y sostenible' y que incluye actuaciones para mejorar y modernizar los sistemas agroalimentarios con el fin de que sean más sostenibles y resilientes.
Por último, de Santo Domingo saldrá también una declaración de los líderes iberoamericanos reclamando avances hacia una arquitectura financiera internacional más justa, inclusiva y flexible que permita a estos países --muchos de renta media-- contar con los recursos necesarios para afrontar la recuperación económica tras los envites provocados por la pandemia de COVID-19 primero y las consecuencias de la guerra de Ucrania después.
Asimismo, a la cumbre ha sido invitado por primera vez el Alto Representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, lo que permitirá abordar las relaciones entre el bloque y América Latina en la antesala además de la cumbre entre la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que se celebrará a mediados de julio en Bruselas bajo Presidencia de turno española.
En opinión del titular de la SEGIB, hay un "muy buen alineamiento de los astros" para que las relaciones entre la UE y América Latina reciban un impulso gracias al hecho de que España ejercerá la presidencia en el segundo semestre y a que Borrell es el jefe de la diplomacia. "Sería un despropósito no aprovechar esta oportunidad", opina Allamand, que ve igualmente interés por parte de los países iberoamericanos en avanzar por esta senda.
La cumbre, que arrancará con una cena el viernes por la noche, viene precedida, como ya es tradición, por el Encuentro Empresarial Iberoamericano en el que participarán algunos de los mandatarios así como empresarios regionales y en cuya clausura participará el Rey Felipe VI. DE EUROPA PRESS
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