Los viajes ilegales en yolas a Puerto Rico salen principalmente de la costa este.
SANTIAGO.- La Arquidiócesis local de la Iglesia católica afirmó que los viajes en yola hacia el extranjero son un negocio criminal que se debe frenar con valentía para que no sigan muriendo tantos dominicanos en esas peligrosas travesías marítimas.
En su editorial titulado “Un negocio criminal”, del periódico semanario Camino y que circulará este próximo domingo 7, la Iglesia católica solicita que se trabaje más para disminuir el desempleo en el país.
“La semana pasada la Guardia Costera de Puerto Rico repatrió a 111 dominicanos, incluyendo a una menor, de los viajes ilegales en embarcaciones sobrecargadas y sin las mínimas condiciones para enfrentar los desafíos que se presentan durante la travesía en el mar Caribe”, subraya Camino.
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Y agrega que sólo la desesperación y la venta de ilusiones que hacen los traficantes de migrantes se puede explicar que cientos de ciudadanos decidan irse en yola hacia la Isla del Encanto.
“Parece que muchos hermanos nuestros ignoran las difíciles condiciones sociales y económicas que está viviendo el hermano pueblo puertorriqueño”, puntualiza la publicación semanal de la Iglesia Católica.
Indica que los boricuas están saliendo hacia Estados Unidos buscando un mejor destino que ya no encuentran en su tierra natal, y que por esa causa es la constante disminución de su población.
“Los viajes ilegales hacia Puerto Rico son un negocio criminal que se debe enfrentar con valentía”, puntualiza Camino.
Señala que personas de campos y barrios del país venden sus tierras, hipotecan sus casas y hasta dejan un buen trabajo para reunir la suma de dinero que exigen los organizadores de estos viajes de muertes.
“Los que se marchan piensan que son reales los castillos en el aire que les pintan cuando pisen suelo borinqueño”, expresa en otra parte el editorial del semanario Camino.
Precisa que esa triste realidad los lleva a sugerir a las autoridades competentes a trabajar más para disminuir el desempleo y crear las condiciones necesarias que permitan a cada hijo de esta patria amada vivir con dignidad.
“Esta es la única manera de frenar este éxodo tenebroso de aquellos que perdieron la esperanza de encontrar en nuestro país su realización integral”, apunta Camino.
Concluye su comentario planteando que es hora de que todos aportemos para tener una nación mejor, en donde el pan y la alegría pertenezcan a todos los dominicanos, sin distinción de clases.
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