Se espera que el nuevo gobierno diseñe un plan efectivo para ubicar a los infantes que piden en las esquinas
Decenas de niños se ganan la vida en los semáforos de la capital limpiando vidrio o vendiendo todo tipo de mercancía. Otros piden limosna, exponiéndose a todo tipo de peligro. (Ricardo Flete) Uno de los problemas de más sensibilidad y de efectos sociales y visuales en la zona urbana es la presencia de menores en las calles vendiendo artículos o simplemente pidiendo limosnas.
Han pasado gobiernos de los principales partidos políticos y la situación no se corrige. La pregunta obligada es: ¿Danilo Medina marcará la excepción gubernamental respecto a lo que debe ser, por parte del Estado, una obligación, la de proteger a miles de niños harapientos, huérfanos, que deambulan por calles y avenidas del país, convirtiéndose en pedigüeños, alejados del más elemental sistema educativo nacional?
Esta es la realidad que se observa en el país, y aunque no tienen necesariamente que ser amparados por el Estado, por lo menos es a las autoridades que les corresponde buscar una solución.
Cada día se agudiza más ese gris panorama. Es un problema, según profesionales de la conducta y de la ciencia sociológica, “fácil” de buscarle una solución. Desde sus vehículos, los conductores palpan la desgracia que abate a los niños harapientos debajo de los semáfores y en las esquinas de avenidas.
Niños que por no tener el respaldo del Estado, mucho menos de sus padres -muchas veces irresponsables o que no existen-, son especies de “entes sin ningún futuro”. Y no tienen reales posibilidades de ser ciudadanos profesionales y ejemplares padres de familia.
En un parafraseo de la expresión “El coronel no tiene quien le escriba” -que sirve de título a la conocida novela del laureado escritor colombiano Gabriel García Márquez (Premio Nobel de Literatura 1982)-, se puede afirmar que “los niños indigentes y pedigüeños dominicanos no tienen quién los proteja”.
Las promesas de campaña
En el largo proceso de la campaña electoral nunca se escuchó a los candidatos a la Presidencia de la República, que lidiaron en las pasadas elecciones del 20 de mayo, tocar el tema de la niñez dominicana desprotegida. Pero tampoco se escucharon preguntas a los aspirantes a la magistratura del Estado, por parte de periodistas, concerniente a la realidad que abate a la niñez indigente y carente de escolaridad.
Sin embargo, se aspira a que el nuevo gobierno de Medina ponga en ejecución una política de protección que saque de las calles a los infantes pedigüeños, limpiavidrios y desprotegidos.
En Santo Domingo, en su casco metropolitano (avenidas 27 de Febrero, Winston Churchill, Abraham Lincoln, Lope de Vega, Tiradentes) se ven los niños, en acecho a los vehículos cuando tienen que detenerse por la luz roja del semáforo. Lo peor es que la presencia de infantes es mayor en horas de la noche, cuando corren más peligro.
Cuando a los vehículos les llega el momento de detenerse, los niños limpiavidrios, y otros que sólo solicitan el auxilio económico, logran su propósito, que es que los conductores se conduelan... ¡y les den algunas monedas!
“Deme algo, aunque sea un peso, que todavía hoy no he conseguido nada y tengo mucha hambre”, expresó Rafaelito, un niño de nueve años, tras limpiar el vidrio frontal del auto de quien escribe este reportaje en una esquina concurrida de la capital.
No se tienen informes, que podrían salir del entorno del presidente electo, de si el nuevo gobierno tendrá en carpeta programas que vayan a favor de la niñez dominicana desprotegida y abandonada a su suerte por parte del Estado.
El Conani y La Ciudad del Niño
Durante el gobierno de Antonio Guzmán (1978-1982) la primera dama de la República, doña Renée Klang, promovió la creación del Consejo Nacional para la Niñez y ahora de la Adolescencia (Conani).
Esta organización nació, según sus creadores, con el propósito de ser el órgano con miras a proteger los derechos de la niñez y la adolescencia.
Pero, ¿Conani ha cumplido con su rol? Aunque mantiene programas de protección y acogida de niños abandonados, la la labor que realiza es muy limitada y no incluye una política tendente a evitar la presencia de niños en las calles.
Igualmente, el empresario radial de televisión Rafael Corporación de los Santos (QPD), tuvo la iniciativa de dar el primer paso para el nacimiento de La Ciudad del Niño.
Esta iniciativa era para una organización que también buscaba rescatar a los infantes indigentes, harapientos y desprotegidos.
El proyecto de Corporán de los Santos quedó natimuerto, pues nunca recibió auxilio del Estado. Ningún gobierno le hizo caso a La Ciudad del Niño. “Todo se quedó en la demagogia política gubernamental”, dijo en una ocasión el empresario y conductor de televisión.
El nuevo gobierno de Danilo Medina, según sectores sensibles del país, tendrá la oportunidad de “casarse con la gloria” y dar la protección que ningún otro gobierno le ha dado a la niñez harapienta e indigente de la nación dominicana.
Algunos profesionales consultados indican que el problema hay que analizarlo y enfrentarlo por diferentes vías, pues hay niños de estos que son realmente pobres y no tienen qué comer, por lo que salen a buscársela. Pero también están los casos de niños que son “alquilados” por sus padres a personas desaprensivas que se dedican a colocarlos en las esquinas para que pidan y luego les quitan el dinero, sin contar los matratos que sufren.
Otro aspecto es la peligrosidad y el riesgos que corren esos infantes en las calles, pues algunos conductores desaprensivos y mal intencionados les hacen propuestas indecentes que incluyen, en ocasiones, acciones de pedofilia.
Por esa razón, será necesario diseñar una política efectiva de atención a la creciente presencia de niños desnutridos pidiendo y ofreciéndose para otros servicios en las calles del país.
Decenas de niños se ganan la vida en los semáforos de la capital limpiando vidrio o vendiendo todo tipo de mercancía. Otros piden limosna, exponiéndose a todo tipo de peligro. (Ricardo Flete) Uno de los problemas de más sensibilidad y de efectos sociales y visuales en la zona urbana es la presencia de menores en las calles vendiendo artículos o simplemente pidiendo limosnas.
Han pasado gobiernos de los principales partidos políticos y la situación no se corrige. La pregunta obligada es: ¿Danilo Medina marcará la excepción gubernamental respecto a lo que debe ser, por parte del Estado, una obligación, la de proteger a miles de niños harapientos, huérfanos, que deambulan por calles y avenidas del país, convirtiéndose en pedigüeños, alejados del más elemental sistema educativo nacional?
Esta es la realidad que se observa en el país, y aunque no tienen necesariamente que ser amparados por el Estado, por lo menos es a las autoridades que les corresponde buscar una solución.
Cada día se agudiza más ese gris panorama. Es un problema, según profesionales de la conducta y de la ciencia sociológica, “fácil” de buscarle una solución. Desde sus vehículos, los conductores palpan la desgracia que abate a los niños harapientos debajo de los semáfores y en las esquinas de avenidas.
Niños que por no tener el respaldo del Estado, mucho menos de sus padres -muchas veces irresponsables o que no existen-, son especies de “entes sin ningún futuro”. Y no tienen reales posibilidades de ser ciudadanos profesionales y ejemplares padres de familia.
En un parafraseo de la expresión “El coronel no tiene quien le escriba” -que sirve de título a la conocida novela del laureado escritor colombiano Gabriel García Márquez (Premio Nobel de Literatura 1982)-, se puede afirmar que “los niños indigentes y pedigüeños dominicanos no tienen quién los proteja”.
Las promesas de campaña
En el largo proceso de la campaña electoral nunca se escuchó a los candidatos a la Presidencia de la República, que lidiaron en las pasadas elecciones del 20 de mayo, tocar el tema de la niñez dominicana desprotegida. Pero tampoco se escucharon preguntas a los aspirantes a la magistratura del Estado, por parte de periodistas, concerniente a la realidad que abate a la niñez indigente y carente de escolaridad.
Sin embargo, se aspira a que el nuevo gobierno de Medina ponga en ejecución una política de protección que saque de las calles a los infantes pedigüeños, limpiavidrios y desprotegidos.
En Santo Domingo, en su casco metropolitano (avenidas 27 de Febrero, Winston Churchill, Abraham Lincoln, Lope de Vega, Tiradentes) se ven los niños, en acecho a los vehículos cuando tienen que detenerse por la luz roja del semáforo. Lo peor es que la presencia de infantes es mayor en horas de la noche, cuando corren más peligro.
Cuando a los vehículos les llega el momento de detenerse, los niños limpiavidrios, y otros que sólo solicitan el auxilio económico, logran su propósito, que es que los conductores se conduelan... ¡y les den algunas monedas!
“Deme algo, aunque sea un peso, que todavía hoy no he conseguido nada y tengo mucha hambre”, expresó Rafaelito, un niño de nueve años, tras limpiar el vidrio frontal del auto de quien escribe este reportaje en una esquina concurrida de la capital.
No se tienen informes, que podrían salir del entorno del presidente electo, de si el nuevo gobierno tendrá en carpeta programas que vayan a favor de la niñez dominicana desprotegida y abandonada a su suerte por parte del Estado.
El Conani y La Ciudad del Niño
Durante el gobierno de Antonio Guzmán (1978-1982) la primera dama de la República, doña Renée Klang, promovió la creación del Consejo Nacional para la Niñez y ahora de la Adolescencia (Conani).
Esta organización nació, según sus creadores, con el propósito de ser el órgano con miras a proteger los derechos de la niñez y la adolescencia.
Pero, ¿Conani ha cumplido con su rol? Aunque mantiene programas de protección y acogida de niños abandonados, la la labor que realiza es muy limitada y no incluye una política tendente a evitar la presencia de niños en las calles.
Igualmente, el empresario radial de televisión Rafael Corporación de los Santos (QPD), tuvo la iniciativa de dar el primer paso para el nacimiento de La Ciudad del Niño.
Esta iniciativa era para una organización que también buscaba rescatar a los infantes indigentes, harapientos y desprotegidos.
El proyecto de Corporán de los Santos quedó natimuerto, pues nunca recibió auxilio del Estado. Ningún gobierno le hizo caso a La Ciudad del Niño. “Todo se quedó en la demagogia política gubernamental”, dijo en una ocasión el empresario y conductor de televisión.
El nuevo gobierno de Danilo Medina, según sectores sensibles del país, tendrá la oportunidad de “casarse con la gloria” y dar la protección que ningún otro gobierno le ha dado a la niñez harapienta e indigente de la nación dominicana.
Algunos profesionales consultados indican que el problema hay que analizarlo y enfrentarlo por diferentes vías, pues hay niños de estos que son realmente pobres y no tienen qué comer, por lo que salen a buscársela. Pero también están los casos de niños que son “alquilados” por sus padres a personas desaprensivas que se dedican a colocarlos en las esquinas para que pidan y luego les quitan el dinero, sin contar los matratos que sufren.
Otro aspecto es la peligrosidad y el riesgos que corren esos infantes en las calles, pues algunos conductores desaprensivos y mal intencionados les hacen propuestas indecentes que incluyen, en ocasiones, acciones de pedofilia.
Por esa razón, será necesario diseñar una política efectiva de atención a la creciente presencia de niños desnutridos pidiendo y ofreciéndose para otros servicios en las calles del país.
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