miércoles, 11 de marzo de 2015

EE. UU. "Sanciones al Gobierno de Maduro solo buscan cambiar su conducta"

 EFE
Washington (EE. UU.).- El Gobierno de Estados Unidos aseguró que las sanciones que impuso este lunes contra algunos altos funcionarios del Gobierno de Nicolás Maduro "no pretenden socavar" al Ejecutivo venezolano, sino "persuadirlo" para "cambiar su conducta" en materia de derechos humanos.
La Administración de Barack Obama implantó y amplió las sanciones aprobadas por el Congreso estadounidense el pasado diciembre contra ciertos funcionarios del Gobierno venezolano, de los cuales identificó a siete, y cuyos activos en Estados Unidos serán congelados, toda vez que se prohibirá su entrada al país.
"Las alegaciones de que estas acciones son un intento de socavar al Gobierno venezolano son falsas. El objetivo de estas sanciones es persuadir al Gobierno de Venezuela de que cambie su comportamiento", aseguró hoy la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, en su rueda de prensa diaria.
Tras las medidas adoptadas por el mandatario estadounidense, que también declaró una situación de "emergencia nacional" por el "riesgo extraordinario" que supone la situación del país caribeño para la seguridad de Estados Unidos, el Gobierno de Maduro las consideró como un movimiento agresivo contra su soberanía.
El presidente venezolano calificó las sanciones de "aberrantes" e "ilegales" y felicitó a los siete sancionados, todos relacionados con las fuerzas de seguridad del Estado, por lo que considera una "condecoración imperial".
"El presidente Obama ha dado el paso más agresivo, injusto y nefasto que jamás se haya dado contra Venezuela", afirmó Maduro en una declaración desde el Palacio de Miraflores, sede del Gobierno venezolano, acompañado de todos los miembros de su Ejecutivo y el alto mando militar.
De hecho, no dudó tampoco en nombrar a uno de los sancionados, al mayor general Gustavo González López, como nuevo ministro de Interior, Justicia y Paz.
Aunque Psaki rechazó hacer comentarios directos sobre el nombramiento, sí recordó que la postura del Gobierno estadounidense continúa siendo que Maduro "necesita pasar más tiempo escuchando los puntos de vista del pueblo venezolano".
"Las sanciones que anunciamos ayer están dirigidas a violadores de derechos humanos y a corruptos, no al pueblo venezolano o su economía (...). EE. UU. sigue siendo un importante socio comercial, es en realidad el mayor socio comercial de Venezuela y, a pesar de las declaraciones contrarias de funcionarios venezolanos, no promovemos la inestabilidad en Venezuela", insistió la portavoz.
Sin embargo, Harold Trinkunas, director del programa para Latinoamérica en el centro de estudios Brookings, explicó a Efe que ve "improbable" un cambio de política por parte del Gobierno venezolano, aunque reconoció que aquellos que apoyan las sanciones esperan "que los oficiales venezolanos lo piensen dos veces antes de emprender acciones que violen la democracia y los derechos humanos".
Las relaciones entre los dos países son muy limitadas desde que en 2010 retiraran a sus respectivos embajadores cuando aún vivía el presidente Hugo Chávez (1999-2013), pero estas últimas semanas están aumentando el nivel de tensión de manera exponencial.
El Gobierno de Obama esquivó las presiones del Congreso para sancionar al Gobierno venezolano durante meses al considerar que el diálogo auspiciado por la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) con la oposición podría prosperar.
Lejos de ser así, este mismo mes las fuerzas de seguridad venezolanas arrestaron al alcalde de Caracas, el opositor Antonio Ledezma, lo que incrementó de nuevo el malestar en las calles, latente desde las protestas antigubernamentales de febrero de 2014.
Para Michale Schifter, director del centro de estudios Diálogo Interamericano, el Gobierno estadounidense "le ha dado a Maduro un regalo que no se merece".
Las sanciones, según el experto, "ayudarán a alimentar la narrativa de Maduro sobre el intento de Estados Unidos de cambiar el régimen, y aumentar sus apoyos entre el área chavista más dura".
"Hay, de hecho, una emergencia nacional en Venezuela -añadió-, pero el país no supone ninguna amenaza para Estados Unidos. Este es un punto muy bajo entre las relaciones entre Caracas y Washington, y es difícil ver cómo mejorarán a corto plazo"DE EFE

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