La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha pedido a la comunidad internacional un esfuerzo final para acabar con la lacra de la tuberculosis, que a día de hoy sigue siendo la enfermedad infecciosa más letal del mundo; una que se cobra cada año las vidas de 4.500 personas, recordadas este domingo que se celebra el día mundial contra esta afección.
La OMS recuerda que, en los últimos 20 años, los esfuerzos globales para combatir una enfermedad "que se puede prevenir y se puede curar" han salvado 54 millones de vidas y reducido el índice de mortalidad al 42 por ciento. Así pues, "el mensaje de este año es que 'es hora de acabar con esto'", ha declarado el director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus. "Hay que encontrar todos los casos, tratar todos los casos y acabar con todos los casos", ha sentenciado.
Para acelerar todavía más la respuesta mundial, los jefes de Estado y de Gobierno mostraron en septiembre del año pasado, en el primer encuentro de alto nivel celebrado en Naciones Unidas sobre la tuberculosis, su "firme compromiso" para terminar con la enfermedad, un compromiso que "debe traducirse urgentemente en acciones prácticas", ha añadido el director general.
Para contribuir a esta labor, la OMS publicó la semana pasada una nueva normativa para ajustar la respuesta contra la enfermedad, acciones que "pueden acelerar" la prevención y el tratamiento de una afección.
Las agencias de la ONU quieren destacar además a las poblaciones de riesgo, en especial a los afectados por el VIH -- es la principal causa de muerte entre las personas con virus de inmunodeficiencia -- y los inmigrantes.
"Muchos trabajan en trabajos peligrosos y difíciles y viven en viviendas que no cumplen con los estándares. Otros pueden ser detenidos en centros de detención abarrotados o vivir en campamentos de refugiados o desplazados internos", apunta la Organización Internacional para las Migraciones.
"Los migrantes se enfrentan barreras de idioma, administrativas y culturales para acceder a los servicios de salud y, a menudo, están excluidos de los programas de protección social y cobertura universal de salud. Como resultado, quienes pagan de su bolsillo los servicios de salud pueden terminar con gastos de salud catastróficos y atención de calidad inferior", añade.
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