Hay que evitar el despilfarro y que los bienes públicos vayan a los bolsillos de un sector que siempre busca la forma de anteponer el beneficio propio por encima del de la mayoría, declaró la Conferencia del Episcopado Dominicano al dar a conocer su acostumbrada carta pastoral con motivo del Día de la Independencia Nacional.
Los obispos católicos consideran prudente promover la austeridad en momentos en que el país se encuentra en una etapa donde se debe racionar el gasto público y evitar el despilfarro.
“Estos tiempos exigen sabiduría en el manejo de los bienes y alta sensibilidad para distribuirlos equitativamente, evitando que vayan a parar a los bolsillos de quienes, lamentablemente, siempre buscan la manera de anteponer el provecho propio al bien común para el bien de la Nación”, indica la Conferencia del Episcopado Dominicano en su carta pastoral bajo el lema: Que en todo brille la verdad.
Dice la Conferencia Episcopal que en estos momentos se impone la racionalidad e instó al Gobierno a evitar el dispendio en el uso de los bienes públicos, en medio de una pandemia en la que el país apenas empieza a recuperarse.
Agregó que solo de esa manera se podrá evitar que los dominicanos tengan que aventurarse a arriesgar sus vidas intentando salir del país de forma ilegal en busca de mejor bienestar.
En su documento dado a conocer este jueves con motivo de la conmemoración del 178 aniversario de la Constitución, los religiosos ponen como ejemplo las dos últimas tragedias que han enlutado a decenas de familias dominicanas, cuando sus parientes fallecieron intentando llegar a Estados Unidos en embarcaciones ilegales en México y las costas de Miami.
Corrupción sigue
Los religiosos católicos señalaron que la lucha por la erradicación de la corrupción es todavía una tarea pendiente en República Dominicana, la cual si no se logra arrancar de raíz la nación continuará siendo la burla del mundo, poniendo en riesgo la patria.
“Querer hacer negocios y lucrarse con la justicia es un crimen contra la patria. Evadir la aplicación de las leyes es un acto de cobardía imperdonable. Callar u ocultar el dolo es convertirse en cómplice”, sostuvo.
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