La Casa Grande de Palavé, es una estructura de estilo colonial convertida en ruinas, que sigue sin ser tomada en cuenta por las autoridades, solo el olvido y el abandono la tienen presente, pero esta se niega a caer. Jorge González
Parece inverosímil que habiendo hermosas ruinas en República Dominicana de antiguos ingenios azucareros y haciendas coloniales, en forma de impresionantes palacios en los que habitaban miles de esclavos y señores, que eran usados para el cultivo y corte de caña para la producción de azúcar, ron y otros derivados, estas edificaciones se encuentren abandonadas.
Como es un hecho que el país se ha convertido en destino líder del turismo sostenible de la región caribeña, tras superar la meta de los 10 millones de visitantes en este año, ya es tiempo que las autoridades municipales, el Gobierno y el Ministerio de Turismo rescaten de forma definitiva todas las ruinas de valor histórico de este país.
Existe una llamada ruta de los ingenios, que nadie sabe la hora, ni los días en que opera, y solo de vez en cuando y de forma muy esporádica se habla del tema, mientras tanto las edificaciones que podrían motivar esta ruta se caen a pedazos.
Las ruinas de Palavé, Engombe, Boca de Nigua y Diego Caballero, que deberían ser monumentos coloniales turísticos, son las principales y se encuentran abandonadas.
Palacete de Palavé
No es la primera vez que en este diario se escribe sobre este tema, pero lo que es penoso es que pasa el tiempo y nada cambia. La Casa Grande de Palavé es una estructura de estilo colonial convertida en ruinas, que sigue sin ser tomada en cuenta por las autoridades, pero pese al olvido y el abandono esta se niega a caer.
Construida en la comunidad de Hato Nuevo, Manoguayabo, en Santo Domingo Oeste, esta edificación colonial construida a finales del siglo XVI por una de las prominentes familias que llegaron a la isla y se dedicaron a la cría de ganado, se mantiene en pie a pesar de todo.
Te puede interesar leer: Las dulces ruinas del otrora ingenio Boca de Nigua
Hasta ahora no se sabe a ciencia cierta si fue un ingenio azucarero rudimentario de la época o no. Lo que sí es seguro, por su imponente arquitectura, es que fue una majestuosa edificación.
Hoy no posee, ni siquiera vestigios de techo, ventanas o puertas, y en sus paredes internas se observan nombres y figuras hechas por desaprensivos con objetos punzantes que ayudan a acelerar su deterioro.
Situada en el mismo centro de una vasta vegetación, este palacete está indefenso ya que cualquier persona que lo desee puede entrar y salir con toda libertad. La belleza de todo el entorno es tal, que es un escenario muy popular para hacer sesiones de fotografía para bodas y de quince años, además de que se firman muchos videos musicales.
Características
Este palacete, que es una mansión lujosa parecida a un palacio pero más pequeña, es de dos pisos, construido a finales del siglo XVI en piedra, tapia (barro apisonado en un molde y después secado al sol) y ladrillo que ofrece un testimonio del estilo arquitectónico imperante en el Nuevo Mundo, y la forma de vida de los grandes señores de las nuevas tierras.
Detalles
La construcción tiene una estructura de 22 metros de largo por 12 metros de ancho con una altura aproximada de 7 metros.
Su fachada principal está compuesta de tres grandes puertas terminadas en arcos. Cuatro ventanas dos para habitaciones en el primer nivel, y las otras dos para el segundo. Un campanario en el mismo centro del muro principal que es la parte más alta de toda la estructura.
La pared sur de la casona tiene dos ventanas una para el primer nivel y otra para el segundo piso y una enorme puerta (que mide 9 pies de altura por 7 pies y medio de ancho). El muro norte de la vivienda también tiene tres ventanas. La parte trasera no cuenta con puertas, pero sí tiene tres ventanas.
El interior consta en el primer nivel de un recibidor y cinco habitaciones. Y en el segundo nivel hay tres habitaciones. Todas las habitaciones se conectaban entre sí, mediante puertas y ventanas.
Rescatar obras como deberían estar en la carpeta de cosas por hacer del Gobierno y el Ministerio de Turismo.
Origen
Fue en el segundo viaje de Colón que se introdujo la caña de azúcar a la Española, en 1496, desde las islas Canarias. Pero por una serie de dificultades no se pudo cultivar de forma correcta hasta el 1501. Uno de los inconvenientes para su cultivo, corte y procesamiento era que se requería de una mano de obra con más fuerza que la que tenían los indígenas. Esta razón fue la que originó la llegada de esclavos africanos para trabajar en los ingenios. Algunos historiadores afirman que ya en 1568 había unos 20 mil esclavos en los trabajos de los ingenios y servicios domésticos en el país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario