Los familiares del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó anunciaron ayer que adelantan gestiones y consultas legales para someter a la justicia a los responsables de su muerte la tarde del 16 de febrero de 1973. “Llevaremos a los tribunales a quienes ordenaron y ejecutaron el fusilamiento del coronel Caamaño”, dijo su hijo, Francis Caamaño Acevedo.
Añadió que se tienen pruebas de que su padre fue hecho prisionero por las tropas del Ejército que lo perseguían en las montañas de San José de Ocoa y que fue ejecutado criminalmente horas después.
Al mismo tiempo, las familias Caamaño Deñó, Caamaño Acevedo y Caamaño Grullón solicitaron al presidente Danilo Medina que designe una comisión oficial para que se realicen estudios de ADN que comprueben si realmente los restos enterrados en el Cementerio Nacional de la avenida Máximo Gómez corresponden al coronel Caamaño.
“No nos oponemos a que estos restos sean llevados al Panteón Nacional, como dispone un proyecto de ley aprobado por el Senado de la República hace dos semanas, pero sí queremos que se confirme si son o no los huesos de mi padre para tranquilidad de la familia y del país”, dijo Caamaño Acevedo.
Con relación al enjuiciamiento de los presuntos responsables del fusilamiento del líder de la Guerra Constitucionalista de 1965, Fellita Caamaño Grullón, prima del coronel y hermana del ex guerrillero Claudio Caamaño Grullón, dijo que su pariente fue asesinado con saña. “Contra él se cometió un crimen de odio, porque lo que se le hizo sólo así puede explicarse”.
Recordó que testigos oculares afirman que a Caamaño no sólo lo fusilaron, sino que ordenaron quemar su cadáver, y que como no se quemaba le destrozaron la cabeza con ráfagas de ametralladoras, lo cortaron en pedazos y ordenaron que lo que quedara lo echaran en hoyos como comida de cerdos. “Esas órdenes fueron dadas por el general Milo Jiménez”, dijo Fellita, quien acompañó a Caamaño en sus primeros años de exilio.
La semana pasada el general retirado Juan Pou hijo reveló a LISTÍN DIARIO que el fusilamiento de Caamaño fue ordenado por el entonces jefe de las Fuerzas Armadas, almirante Ramón Emilio Jiménez Reyes, y que él fue testigo presencial cuando se dio la orden. “Yo me opuse y Milo Jiménez me dijo que no me metiera en eso”, dijo Pou.
“Yo no hablo mentiras, ni tengo por qué hacerlo después de tantos años. Yo estaba presente cuando dieron la orden y cuando empezaron a quemar el cadáver de Caamaño”, narró el general retirado Pou hijo, quien entonces era mayor de la Fuerza Aérea Dominicana (FAD).
Los familiares de Caamaño se reunieron ayer sábado en la casa de su hermana Milagros Caamaño Deñó, del ensanche Evaristo Morales, para plantear los términos de una carta que le dirigieron al presidente de la República, Danilo Medina, relacionadas con los restos del coronel Caamaño y su posible traslado al Panteón Nacional. Así acordaron las consultas legales para el sometimiento de los presuntos asesinos.
El hijo de Caamaño, Francis Caamaño Acevedo, teniente coronel del Ejército, recalcó que con su padre se cometió un crimen que debe ser castigado por la justicia, porque se violaron las leyes del país y las convenciones internacionales sobre prisioneros de guerra. “Los responsables deben ser enjuiciados como prisioneros de guerra, como lo establece la Convención de Ginebra de 1949, sin que se alegue prescripción alguna, porque basado en esos principios se juzgan todavía a los criminales de la Segunda Guerra Mundial de hace más 70 años”.
El artículo 3 de la Convención de Ginebra precisa que los combatientes que hayan depuesto las armas y las personas puestas fuera de combate por enfermedad, herida o detención serán, en todas las circunstancias, tratadas con humanidad, sin distinción alguna de índole desfavorable. A este respecto, prohíbe, en cualquier tiempo y lugar: a) los atentados contra la vida y la integridad corporal, especialmente el homicidio en todas sus formas, las mutilaciones, los tratos crueles, la tortura y los suplicios.
Pruebas de ADN
Sobre los restos del cementerio de la Máximo Gómez, las familias solicitaron al presidente Medina que constituya una comisión integrada por especialistas para que mediante las pruebas de ADN se aclare la incertidumbre que existe sobre las osamentas, y que entonces se trasladen al Panteón Nacional.
Sobre los restos del cementerio de la Máximo Gómez, las familias solicitaron al presidente Medina que constituya una comisión integrada por especialistas para que mediante las pruebas de ADN se aclare la incertidumbre que existe sobre las osamentas, y que entonces se trasladen al Panteón Nacional.
“Si son esos o no los restos, el país debe saberlo, porque el Coronel Caamaño se convirtió en el más grande de los héroes nacionales y prócer de la Patria en el pasado siglo XX y merece el homenaje del pueblo al que tanto amó y por el que se sacrificó hasta dar su vida”, dicen los famliares en una comunicación que enviaron al presidente Medina.
Según la carta, si se comprueba que esos no son los restos de Caamaño, entonces hay que exigir a quienes lo fusilaron que digan dónde lo enterraron, qué hicieron con el cadáver y dónde están las cenizas si es verdad que lo quemaron. “Eso hay que esclarecerlo, que no sigan pasando los años, porque aún están vivos casi todos los que participaron en el crimen”, dijo Milagros, la única hermana de los Caamaño Deñó.
Dijo que la familia no quieren que al Panteón Nacional se trasladen unos restos que no sean los de Caamaño, porque de lo contrario debería construirse un cenotafio para colocarlo en el Panteón Nacional. Un cenotafio es una tumba vacía, o monumento funerario erigido en honor de una persona, o grupo de personas, para los que se desea guardar un recuerdo. “La familia pide un cenotafio si no son los restos”, dijo la dama Caamaño Deñó.
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