L a pandemia obligó al país a limitar espacios y cerrar los museos históricos. El Faro a Colón no se excluyó de esa censura. Pasados ya los tiempos iniciales, la entidad abrió sus puertas al público hace tres meses con el propósito de retomar su función monumental, renovarla y adecuarla a los tiempos que estamos viviendo.
Nació como obra prioritaria para las celebraciones por el Quinto Centenario del Descubrimiento de América. Y no solo sirvió para honrar al almirante Cristóbal Colón, sino también como explanada para confluir y simbolizar a los países con los que la República Dominicana mantiene lazos de hermandad.
Fue una empresa faraónica, inmensa en su momento y fustigada por la crítica, entre otros factores, por su inapagable iluminación nocturna cuando los apagones mellaban en la sensibilidad nacional.
Un día, aquella luz que dibujaba una gran cruz en el cielo dejó de brillar. La falta de energía redujo su esplendor. Y a partir de la 6:00 de la tarde cuando sus instalaciones provocaron un ambiente de miedo y terror. La delincuencia se adueñó del lugar y los turistas lo dejaron a su suerte. Los vecinos tampoco querían saber mucho del enclave.
Su descuido y soledad han generado todo tipo de especulación acerca de su existencia y destino futuro. En sus 800 metros de largo, la seguridad fue prácticamente nula, además de la tenebrosidad que allí acostumbraba a dominar.
Esta obra monumental vinculada a la historia de América, se inició durante el gobierno del doctor Joaquín Balaguer en 1986 y fue inaugurada en 1992. La misma consta de 251 faroles que iluminan el firmamento fingiendo una vuelta al mundo.
Su edificación está compuesta por cuatro edificios de seis pisos que se unen en el quinto y sexto nivel. Fue diseñado por el arquitecto escocés J. L. Gleave en 1931.
¿La luz al final del túnel?
Su actual gobernador, Eliezer Nolasco, asegura la recuperación de los más de 70 millones de pesos invertidos en su construcción.
Según el funcionario, la luminosidad original de 1992 está obsoleta. Eso se debe a que fueron desmontadas hace varios meses, y existen nuevas inversiones de empresarios rusos, que asumen la labor de reacondicionamiento como un donativo al país.
“El tema del covid-19 ha retrasado el proceso de fabricación y envío de la nueva luminación del Faro”, indicó.
Las luces alcanzaban una distancia de un kilómetro, pero ahora, con los nuevos trabajos y aportes tecnológicos, van a alcanzar una distancia de 2.5 km y solo van a consumir el 25% de energía en comparación con etapas anteriores.
Otro aporte importante lo realió el Ministerio de la Vivienda al entregar 25 millones de pesos para el remozamiento de sus instalaciones. Con este presupuesto inicial las autoridades del museo renovarán puertas, ventanas, pisos, fuentes de los jardines y la exhibición del patrimonio subacuático.
Áreas verdes
El mantenimiento y cuidado de las áreas verdes alrededor del Faro siempre ha sido un dolor de cabeza para todas las gobernaciones pasadas. Sin embargo, para las nuevas autoridades les han devuelto su esplendor: “Las tenemos controladas al cien por ciento. Nunca se había visto eso”, resaltó Nolasco.
Esto ha podido ser efectivo gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Santo Domingo Este, el Ministerio de Cultura y la Dirección General de Embellecimiento: “Estas entidades han aportado los recursos para hacer posible dichos cambios”, aseguró el funcionario.
“Esto nos ayuda, incluso, con el tema de la seguridad ya que el área verde es tan extensa que se hacía incontrolable y la grama crecía tanto que los delincuentes podían cometer fechorías en ellas”, señaló.
Vigilancia
Uno de los temas más importantes de la actual gobernación es la garantía generalizada de la debida seguridad, tanto para turistas como para los vecinos de su alrededor.
“Existen alianzas estratégicas con Policía Turística (Politur). Ellos garantizan una permanencia constante, rodeando y vigilando el Faro a Colón para que todo esté bajo control y no haya novedad en ese sentido”, manifestó.
También agregó que han realizado acuerdos con la Policía Nacional para implementar ciclos de rondas por los alrededores, con miembros de la policía auxiliar. Y dentro del museo, la seguridad es exclusiva gracias a la Armada Dominicana. Los militares cuidan el patrimonio del museo. Ellos amanecen en el primer piso donde tienen su destacamento. Son un personal abnegado. Brindan un inapreciable servicio de seguridad interna.
“Hace alrededor de una semana fue la última reunión con la Policía Nacional Preventiva, para fortalecer el patrullaje. Este es un museo de proporciones considerables y, en algunas zonas aledañas, pervive un sector delincuencial. Por ello no se puede descuidar la vigilancia exterior”, Nolasco garantizó.
También la empres a EDEESTE dará su mano en la iluminación, al garatizar el pleno funcionamiento de las bombillas que rodean el faro y así mantener la debida visión de los jardines circundantes.
El Faro por dentro
En los últimos meses, la entrada al faro ha sido gratuita. Durante enero visitaron el museo unos 13 mil turistas, cifra muy elevada a pesar de la permanencia de medidas restrictivas por la pandemia.
Santo Domingo, sin lugar a dudas, es una ciudad monumental, donde las huellas de la historia permanecen intactas. Uno de estos lugares emblemáticos es el Faro a Colón que, como otros museos de la Zona Colonial, conforman la red que atesora nuestra cultura.
Esos turistas van en busca de las piezas réplicas de las originales que allí se exhiben y hacen de ese lugar un destino atractivo para los amantes de la historia.
Aunque no todas las salas de exhibición están habilitadas aún, los turistas las procuran con interés, no así una parte el pueblo dominicano. No todos mostramos interés por visitar este tipo de museo.
Trece salas, con más de 12 años cerradas al público, están en proceso de recuperación, entre ellas: La sala de Arte, colección de mapas de los siglos XV al XIX, la dedicada a San Agustín, la sala Virreinal, la que honra al Parlamento Latinoamericano, otra que expone la presencia de África en América. También existe la de Santo Domingo Histórico, la qe exhibe el funcionamiento de la Organización Mundial de los Estados Americanos OEA, así como las de Qatar, Liga Naval Dominicana, sala del Descubrimiento de América, Israel y el Patrimonio Subacuático. Todas constituyen museos dentro del museo.
Según el museólogo, Luis Tejada, también están inmersos en lo que es el inventario y documentación de las colecciones.
“Estamos trabajando en las colecciones más importantes del país y de toda Latinoamérica. El inventario, documentación y registro de las piezas que componen la colección del Faro a Colon está en marcha”. Es posible que en muy poco tiempo la gobernación tenga en sus manos este útil instrumento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario