La vida te niega atributos que otros les sobran, sin embargo, ello no debe ser excusa para luchar por los objetivos que te propones en la vida.
Geraldo Castro es un atleta de taekwondo del más alto nivel que a pesar de ser sordomudo y faltarle una de sus extremidades, ha ido alcanzando metas y objetivos insospechados, y todavía lucha por otros.
Castro es el segundo de tres hermanos que desde muy joven tuvo que aprender “a hacer de todo” en el hogar, porque su madre debía salir a trabajar para complementar los recursos que llegaban al hogar.
Su discapacidad es definida como del tren superior y sordomudo. Le falta el antebrazo y la mano derecha.
Sin embargo, esa discapacidades no impiden que Castro, quien se define como un deportista a carta cabal, “haga de todo” en su vida diaria.
“Puedo lavar, cocinar, limpiar, manejar equipos tecnológicos (teléfonos, computador, etcétera)”, dice Castro, quien diariamente realiza rutinas de entrenamientos del deporte del taekwondo convencional, junto a otros jóvenes que tienen todas sus facultades. A su lado tiene a Claudia Pérez, una técnico especialista del taekwondo, quien le asiste, no solo como entrenadora, sino que le acompaña a sus compromisos deportivos. Puede interpretar lo que este dice por señas y cuando no, se auxilia de un teléfono que usa Castro para comunicar lo que quiere decir.
Viene de ganar una medalla de plata en los sextos Juegos ParaPanamericanos que tuvieron lugar en Lima, Perú, tiene sueños en el deporte.
Practica el taekwondo desde los cuatro años, por iniciativa propia, formándose bajo la tutela del ex atleta Víctor Bauteme.
Este año cumplirá 23 años (el 29 de diciembre), es bachiller salido del colegio Santa Rita, de San Isidro.
Castro no mira sus discapacidades, “se comporta como una persona normal”, comenta su madre Olinda Encarnación, quien comenta que nunca le ha prohibido de nada que quiera hacer. “El éxito de él es que siempre ha tenido libertad para hacer lo que el quiera, haciéndole ver que es una persona en capacidad de hacer cosas”, señala su progenitora.
Le fascinan los videos juegos, como entretención, sigue contando su madre. “Es autosuficiente, no necesita que le hagan nada”.
Castro dice que le encanta cocinar y recuerda cuando su madre tenía que salir a trabajar y quedaba en la casa con su hermanito Erick que hoy tiene once años. Lo cuidaba, limpiaba la casa, cocinaba. “Mi madre se iba tranquila porque yo hacía lo que tenía que hacer”, relata el atleta de taekwondo.
Claudia lo define como un joven sociable, que tiene muchos amigos y amigas.
Ella le ha acompañado a numerosos eventos, el último fue a un evento celebrado en Brasil, un campeonato ParaPanamericano G-4, donde ganó medalla de plata y 32 puntos, es número 15 del ranking mundial.
Su sueño es estar en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Castro está enfocado en alcanzar ese sueño y dijo que tiene el apoyo del Ministerio de Deportes, en la persona de Francisco Camacho y del Comité Paralímpico que lidera Eladio Agramonte.
Castro entrena con atletas convencionales. En la actualidad tiene el grado de segundo dan internacional kukki won.
Pinceladas de la vida de Castro
Se levanta a las 6:00 de la mañana a entrenar físico, a las 11:00 entrenamiento, a las 5:00 de la tarde, entrenamiento táctico.
Familia
Su madre se llama Olinda Encarnación; su padre, Eduardo Castro; y sus hermanos son Erick y Mariel Carolin Castro.
Palabra clave
Desde 2019 el Paraatleta es asistido por la técnico de taekwondo Claudia Pérez, quien ha debido trabajar en adecuar sus técnicas a los requerimientos de los organismo internacionales.
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