Para el propietario de una pequeña firma de seguridad que tendía a declararse en bancarrota y evitar pagar sus deudas, se veía como una buena oportunidad: encontrar gente con experiencia militar para un trabajo en Haití.
Perece que Antonio “Tony” Intriago, propietario de la empresa de Miami CTU Security, se lanzó de cabeza al proyecto y contrató a más de 20 exmilitares colombianos para la misión. Ahora los colombianos están muertos o han sido capturados tras el asesinato el 7 de julio del presidente de Haití, Jovenel Moïse, y la empresa de Intriago enfronta preguntas sobre su papel en el crimen.
El miércoles por la tarde, Léon Charles, jefe de la Policía Nacional de Haití, acusó a Intriago de viajar a Haití muchas veces dentro de la trama del asesinato y de firmar un contrato en el país, aunque no dio más detalles ni presentó pruebas.
“La investigación está muy avanzada”, dijo Charles.
Un profesional de seguridad de Miami cree que Intriago tenía demasiadas ganas de aceptar el trabajo y no presionó para conocer los detalles, lo que dejó a oscuras a sus contratistas. Algunos de sus familiares en Colombia han dicho que los hombres entendieron que la misión era dar protección a personas importantes.Tres de los contratistas colombianos murieron y 18 estaban entre rejas en Haití, según dijo a la prensa en Bogotá el general Jorge Luis Vargas, jefe de la policía nacional colombiana. Diplomáticos colombianos en Haití no han tenido acceso a los detenidos.
CTU Security utilizó la tarjeta de crédito de la empresa para comprar 19 boletos de avión de Bogotá a Santo Domingo para los sospechosos colombianos supuestamente implicados en el asesinato. Uno de los colombianos muertos, Duberney Capador, se hizo una foto con un polo negro de CTU Security.
Nelson Romero Velasquez, exmilitar y abogado que asesora a 16 familias de los colombianos detenidos en Haití, dijo el miércoles que los hombres sirvieron en las fuerzas especiales del Ejército colombiano y podían operar sin ser detectados si querían hacerlo. Su comportamiento, señaló, deja claro que no viajaron a Haití para asesinar al presidente.
“Tienen la capacidad de actuar como sombras”, dijo Romero Velasquez.
El ataque se produjo antes del amanecer en la vivienda privada del presidente. El mandatario murió baleado, y su mujer resultó herida. No estaba claro quién apretó el gatillo. Entre los sospechosos identificados más tarde en la amplia investigación había un exsenador haitiano, un funcionario despedido y un informante del gobierno estadounidense. DE AP
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