Choferes de concho, motoconchistas, y vendedores se disputan puestos en acera, calle y áreas verdes para operar sus negocios. Jorge González
Los usuarios del Metro de Santo Domingo que tienen que abordar o desabordar en la estación María Montez, en la zona del kilómetro 9 de la autopista Duarte, se enfrentan a diario al caos y la inseguridad de un lugar que, además, se percibe arrabalizado, lo que genera gran preocupación.
Una gran cantidad de personas convergen diariamente en esta zona ubicada en la avenida John F. Kennedy, con avenida Luperón, en Santo Domingo Oeste, siendo un distribuidor de tránsito y tráfico muy importante por estar junto al kilómetro 9 de la autopista Duarte donde están las paradas más importantes para viajar a muchas provincias.
Gracias a su ubicación es que esta estación del Metro, rodeada, como ya referimos, de una gran cantidad de paradas de carros y guaguas y con una multitud de gente que llega diariamente, se convierte en un lugar ideal para hacer negocios en un país cada vez con más desempleo e informalidad.
Vendedores ambulantes que se mueven de un lado a otro cargando con sus mercancías en cajas, poncheras y en las manos; carros y guagüitas voladoras del concho parqueados a ambos lados de la calle en espera de pasajeros, y motoconchistas que hacen lo mismo, crean un ambiente de desorden en el lugar.
Las personas que salen del metro por momento no tienen ni por donde caminar libremente después de encontrarse fuera de la estación María Montez, ya que vendedoras, principalmente haitianas, pero también dominicanos, se ubican en plena acera a solo algunos metros de la salida.
La acera del frente y el área verde delante de esta estación están totalmente copadas de vendedores de ropas, accesorios para celulares, comidas, frutas, jugos, café y una gran variedad de productos y mercancías de todo tipo y uso.
Todo el triángulo del distribuidor de tráfico de la autopista Duarte hacia la avenida Luperón está lleno de pequeños negocios en casetas y otros con sombrillas y mostradores que más bien tienen la apariencia de un mercado público desordenado.
Las áreas verdes del entorno de la avenida Luperón han vuelto a ser invadidas por choferes de rutas de carros y pequeñas guaguas del transporte público que durante todo el día usan la zona como base de operaciones para parquearse, comer, y mecaniquear, entre otras cosas.
Lo extraño del caso es que ni los agentes del metro, que en otros lugares vigilan los entornos de las estaciones prohibiendo vendedores, ni los miembros de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett) hacen nada por mejorar la movilidad peatonal en esa ubicación.
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