Un agente chequea visitante en la puerta de la SCJ.
Las medidas restrictivas recrudecidas en los últimos días en la Suprema Corte de Justicia (SCJ), desde la puerta del edificio hasta las oficinas de los magistrados, entorpece el acceso de los periodistas a las fuentes noticiosas.
El chequeo de ayer en la SCJ fue tan exagerado que solo les faltó a los agentes de seguridad pedir a los propios periodistas que cubren la fuente quitarse la ropa.
Sí bien es cierto que las medidas de seguridad son indispensables, no menos cierto es que dentro de las mismas hay que garantizar la dignidad e intimidad humanas.
En la entrada se han apostado agentes militares nuevos que tratan a los propios empleados con exabruptos, por la falta de relaciones humanas, aunque excepciones de agentes con buenas relaciones humanas.
Además de los detectores de armas, las personas son sometidas a un riguroso proceso de chequeo que traspasa los límites, se quejaron visitantes.
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Las revisiones a la gente la aplican de todos los lados, incluso les dicen a las personas que levanten las asilas, como si se tratara de los operativos de la Dirección Nacional de Control de Drogas, en los que se les pide a los interceptados levantar las manos.
El tiempo que se pierde en el chequeo puede impedir a los periodistas entrevistar cualquier persona que entre o salga al edificio que la Suprema Corte de Justicia comparte con la Procuraduría General de la República, se quejan los miembros de la prensa.
Pero las restricciones en la SCJ no se limitan al chequeo en la puerta, sino que los jueces de la alta corte parecen inalcanzables, como si se tratara del famoso “Senado Romano”, cuyos integrantes (patricios) parecían inalcanzables.
En la SCJ no hay forma de que un periodista pueda acceder al despacho de uno de sus magistrados y para un periodista obtener cualquier información tiene que canalizarla a través de la Relaciones Públicas.
Las puertas abren con tarjetas que solo tienen los empleados, por consiguiente, para el reportero poder entrar a uno de sus departamentos tiene un empleado que abrirle.
En las pasadas administraciones no había tantas limitaciones que obstaculizaran el ejercicio del periodismo en la alta corte.
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