Con sombrillas los vendedores se colocan en cualquier lugar./Foto Jorge González
“Si usted cree que aquí hay desorden pase por la Mamá Tingó en Villa Mella, y verá lo que es un verdadero infierno”, fue la expresión de un ciudadano al verme tomar fotos en el entorno de la estación María Montez, en Herrera de Santo Domingo Oeste.
Y así lo hice. Eran las 11:15 de la mañana y antes de cruzar la avenida Jacobo Majluta transitando por la avenida Hermanas Mirabal para llegar a la estación Mamá Tingó en Villa Mella, de Santo Domingo Norte, ya se veían no solo las aceras y partes de las calles sino también el área verde y paseo central de la vía con vendedores de todo tipo.
Nada es distinto a la estación del Kilómetro 9. Contaminación, ocupación de espacios, bullicio y arrabalización es los que se ve y se vive en la estación cabecera en Villa Mella de Santo Domingo Norte. Para caminar por las aceras de acceso a la estación hay que abrirse paso entre venduteros con sus mercancías en la aceras o enganchado en las barandas de las vías.
En la estación Mamá Tingó del Metro de Santo Domingo, el caos, el desorden y la contaminación son parte del minuto a minuto las 12 horas de un día laborable, y se conjugan con el trabajo insistente de los vendedores que luchan por subsistir ocupando todos los espacios mientras los choferes también intentan captar pasajeros para hacer sus rutas.
Al igual que en todas las vías, aquí se vende de todo. Todo tipo de comidas y bebidas. Además de ropa interior de hombres y mujeres, celulares, tarjetas, cargadores, lentes, armas blancas, jabones, cremas, juguetes, víveres, frutas, vegetales, platos, ropas nuevas y usadas, agua, jugo, frituras entre otras cosas.
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El olor a comida, café, té, frutas, víveres crudos, flores, perfumes, sudor, pobreza y a informalidad y desorden se combinan con el ardiente sol para asemejar un ambiente inhóspito.
Preguntas
¿Quién detendrá este desorden que aparece y desaparee al antojo de unos cuantos? ¿Cuándo las autoridades de la alcaldía o de la Digesset se decidirán a aplicar la Ley 63-17 que prohíbe esta práctica?
La verdad es que solo el tiempo y la voluntad colectiva podrán conseguir un nuevo orden en donde este caos urbano se erradicado.
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