A lo largo de esos 500 años, la mayoría de estos territorios se ha ido independizando, pero tanto su historia como su cultura han quedado marcadas por los colonizadores. En algunas cosas para bien, en algunas cosas para mal.
En 2020, solicitaron retirar la estatua de Cristóbal Colón de la Ciudad Colonial a través de una petición encabezada por el ciudadano Eduardo Martínez en la web Change.org, que consiguió 1,157 firmas de una meta de 1,500. En la petición se aseguraba que “tener una estatua de Colón es un símbolo de opresión”. En enero de 2021, esta misma estatua fue cubierta con un lienzo por la artista dominicana Joiri Minaya, como parte de una exposición artística, bajo el argumento de que la escultura denigra a la cacique Anacaona, quien está a los pies de dicha estatua.
En septiembre de este 2024, el senado aprobó en primera lectura cambiar el nombre de la avenida Nicolás de Ovando, del Distrito Nacional, quien fue un personaje destacado de la colonización.
¿República Dominicana está en un proceso de descolonización? ¿Cómo debe hacerse? ¿Siguen los colonizadores en el poder? A propósito de conmemorarse este 12 de octubre el Día de la Raza, una efeméride que recuerda la llegada a América del navegante Cristóbal Colón en 1492, Diario Libre consultó a historiadores y sociólogos para saber cómo está el país.
¿Recordar u olvidar?
El sociólogo Carlos Andújar, encargado de la gestión de numerosos museos, explica que la importante diferencia entre descolonización y decolonización (sin “s”) son dos conceptos diferentes que van desde la manipulación hasta la honestidad.
La decolonización consiste en hacer más partícipe en la narrativa de la historia al pueblo indígena, pues históricamente ha sido olvidado.
“Por ejemplo, si tú hablas de la Catedral de Santo Domingo y la primera de América en 1538, tienes que explicar que esos muros se hicieron con los indígenas, no fueron los españoles los que colocaron cada uno de esos muros. Los indígenas son parte también de ese valor cultural. Pero en la explicación histórica no aparecen”, dice Andújar.
La raza dominicana, tres culturas
La raza dominicana es una mezcla de culturas: de los indígenas que ya estaban en la isla, de los españoles que llegaron para explotarla y de los africanos, que fueron traídos como esclavos.
“En cada uno de los valores patrimoniales que tenemos están presentes las tres culturas. La decolonización trata de recuperar de la memoria lo que se ha olvidado”, argumenta.
México, una descolonización sin sentido, un “disparate”
Por otro lado está la descolonización. Esto consiste en “desmontar todo lo que tiene que ver con los colonizadores y explicar la historia de otra manera sin ellos. La descolonización es excluyente”, explica el sociólogo.
Para Andújar, la actitud del movimiento descolonizador de México, que derriba monumentos y, entre otras cosas, exige a España que se disculpe por lo que hicieron sus antepasados, es “un disparate”.
“Los españoles de ahora no fueron los que maltrataron a los indígenas. Pero además hay que entender que las culturas americanas son mestizas. El concepto mestizo te obliga a incluir a todo el mundo, incluyendo los españoles”.
La mesticidad del pueblo americano pone en jaque a aquellos movimientos ideológicos que pretenden llevar a cabo una descolonización y borrar de la historia a los españoles. “Si nosotros borramos a España de la historia americana, nos borramos a nosotros”, determina Andújar.
Así pues, Andújar apuesta por “no dejar a nadie fuera”. “Explicar la importancia del africanismo, la importancia de los aborígenes y la importancia de España”, dice. La única forma de ser justos con la historia es “recordar para no olvidar y no olvidar para no repetir”. Pero en ninguno de los casos darle la espalda a la historia o cambiarla.
La colonialidad del poder
Cuando los españoles llegaron a la isla, comandados por Cristóbal Colón, crearon una estructura de poder, una jerarquía.
El sociólogo Juan Luis Corporán, quien trabaja en una tesis sobre este tema, señala que la colonialidad del poder “se refiere a la persistencia de estructuras y jerarquías de poder que fueron establecidas durante la colonización, las cuales continúan afectando a la organización social, política, económica y cultural”.
Es decir, los últimos coletazos que se mantienen vivos de la colonización como tal. Esta colonialidad del poder “perpetúa desigualdades y jerarquizaciones raciales y étnicas”.
La raza como boleto de entrada al club
Así pues, si en República Dominicana existe una estructura de poder descendiente de los colonos y tiene una jerarquización racial, Diario Libre le pregunta a Corporán: ¿Las élites de nuestro país son representativas de la raza?
“En el contexto dominicano -responde-, las élites no son representativas de la diversidad racial de la población, sino que se identifican y asocian con una herencia hispánica, tratando de distanciarse de las raíces africanas y afrodescendientes. En otras palabras, las élites dominicanas históricamente han promovido una identidad nacional ligada a una estética y fenotipo más claros o europeizados, a pesar de la realidad demográfica que muestra un alto porcentaje de afrodescendientes”.
¿La colonialidad del poder es negativa?, se le cuestiona. “Sí, es negativa, ya que perpetúa desigualdades y discriminaciones basadas en construcciones raciales y étnicas. Estas estructuras coloniales han contribuido a mantener una jerarquía que favorece a una minoría elitista”.
Descolonización no es olvidar, sino recordar más
Andújar y Corporán coinciden en que, para llegar a una descolonización completa, no hay que olvidar, sino recordar. Como dice Corporán, “la descolonización implica revalorizar los saberes y las culturas locales que han sido subalternizadas”.
Para él, la descolonización no es solo cambiar las “narrativas históricas”, como decía Andújar, sino también “crear un marco donde las comunidades puedan ejercer sus derechos y participar en igualdad de condiciones en la sociedad”, independientemente de la raza.
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