SANTO DOMINGO, RD.- La jueza del Tercer Juzgado de Instrucción del Distrito Nacional, Elka Reyes, condenó a cinco años de cárcel a Carlos García Rojas, mejor conocido como el “mensajero millonario”, con una suspensión de tres años y medio que durará en libertad condicional, acusado de sustraer RD$5.4 millones a la empresa constructora Caliche donde laboraba. La magistrada Reyes adoptó la decisión tras acoger un acuerdo del representante del Ministerio Público, fiscal adjunto Johnny Núñez Arroyo, mediante el cual el imputado suscribe un arreglo con Edward Francisco Almonte Tavares, de la empresa Construcciones Almonte Tavares.
De acuerdo a las negociaciones, las partes acordaron aplicar al mensajero la prisión de cinco años, bajo la modalidad de un año y seis meses de prisión, y tres años y seis meses suspendidos.
El imputado tendrá la obligación de cumplir con una serie de requisitos, entre ellos, abstenerse de portar y tener armas de fuego, no visitar los alrededores de la constructora Almonte Tavares y asistir a cinco charlas con el juez de ejecución de la pena.
El mensajero “millonario”, porque disfrutó de cuatro millones y medio por un par de meses, a la salida de la audiencia dijo que en el tiempo que está en la prisión estudia informática, fabricación de velas, entre otros cursos, para cuando salga integrarse a la sociedad y no volver a delinquir.
Se recuerda que el 25 de marzo, el juez José Alejandro Vargas impuso tres meses de prisión preventiva a García Rojas.
Junto al mensajero en el expediente también fueron sometidos a la justicia Rafaelina Lora Suárez, Francisco Javier Regalado, Huáscar Antonio Solís García y Julio Aníbal Suárez, todos por su supuesta vinculación al robo millonario y por colaborar con el mensajero después de éste haber sustraído el dinero.
García Rojas, de 27 años, huyó el pasado 21 de febrero con RD$5,416,498 de la empresa Constructora Almonte Tabar, tras 32 días prófugo. El acusado fue apresado por las autoridades policiales en la comunidad de Las Guáranas, provincia Duarte, cerca de la ciudad de San Francisco de Macorís.
Una de sus lamentaciones fue que dijo haberse llevado de una novia para cometer el millonario hurto y que tras entregarle parte del botín, la mujer lo abandonó.
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