jueves, 22 de diciembre de 2011

Vecinos desfilan para ver a las siamesas separadas EN SU PRIMER DÍA, TRAS SER TRAÍDAS DE EEUU, LAS NIÑAS RECORREN SU CASA


La madre de las niñas, Lisandra Sanatis, deja durmiendo a sus hijas en la habitación. Su hogar se ha llenado de alegría luego de su regreso de los Estados Unidos, donde fueron sometidas a cirugía para su separación.                                Santo Domingo
No bien brillaron los primeros rayos de sol cuando la casa donde viven las separadas siamesas María Teresa y Teresa María ya estaba convertida en un avispero. Prensa nacional e internacional, visitantes de la entidad extranjera que contribuyó con la separación y un largo desfile de vecinos, amigos y familiares, llegaron a la vivienda interesados en verlas durante su primer día en su hogar tras regresar de la exitosa cirugía de separación en Estados Unidos.
Ya a media mañana de ayer, las niñas de un año y ocho meses estaban agotadas. Estuvieron hasta tarde de la noche dando besos a sus tres hermanos y a su papá Marino Tapia, quien sosteniendo a Teresa María entre sus brazos ocultaba el rostro para que no se le viera llorar. “Ahora ellas me dicen tío, imagínese, eran casi cuatro meses sin verme”, dijo emocionado.
La recuperación experimentada por las niñas, cuya cirugía de separación se inició el día siete de noviembre y concluyó el día ocho, tras una duración de entre 20 y 24 horas, sorprendió incluso a los propios médicos del hospital Children’s Hospital de Virginia, de Estados Unidos, donde fueron intervenidas, reveló ayer Rocío Watson, de Wold Pediatric Proyect, entidad internacional que sirvió de contacto para la aceptación de las niñas en el hospital y quien acompañó a la familia en el viaje de regreso.
Reveló que esa fue la primera cirugía de separación de siamesas que practicó ese hospital y que en la misma participó un equipo de 45 personas, entre médicos, enfermeras y anestesiólogos. Cada hora, el jefe del equipo de cirujanos, doctor David A. Lanning, le llamaba desde el quirófano para informarle de la evolución de la cirugía, para que ésta a su vez se lo comunicara a la madre de las niñas, Lisandra Sanatis.
La cirugía costó cerca de un millón de dólares que fueron aportados por el hospital y Wold Pediatric Proyect. Informó que todos los médicos que participaron en la intervención son norteamericanos, a excepción de un brasileiro, pero todos miembros del staff del centro asistencial, en su mayoría con reconocimiento mundial.
Vida normal
“Duramos 36 horas sin dormir”, afirmó Watson, tras explicar que las niñas llevan ya una vida normal, solamente se tomarán la mitad de una aspirina durante 12 meses. A María Teresa se le dará un suplemento alimenticio debido a que es la más pequeña, mientras el seguimiento de salud se lo dará en el país el doctor Emilio Mena Castro, director del hospital Infantil Robert Reid Cabral, quien fue además la primera persona que hizo contacto con la ONG intermediaria con el hospital.
Dijo que el funcionamiento cardiovascular, que era en principio lo que más preocupaba, es completamente normal.
“Las niñas están increíblemente bien, han sobrepasado las expectativas de los médicos, es algo insólito que se hayan recuperado tan pronto, médicamente no necesitan mucho mantenimiento fuera de lo normal que es chequeo regular con su pediatra. Nosotros trajimos una proteína que es un suplemento para María para que le ayude con su páncreas a poder digerir la comida, aunque ella no tiene nada, todo funciona muy bien, pero como es la más pequeña por precaución se le está dando esa enzima”, explicó.
María Teresa y Teresa María, quienes viajaron a Estados Unidos el 31 de agosto para ser evaluadas y preparadas para la cirugía de separación, fueron sometidas a terapias de rehabilitación para que empezaran a utilizar los brazos y las piernas, luego de separadas. Actualmente se paran solas y están empezando a dar los primeros pasos para empezar a caminar de manera normal.
Antes de separarlas caminaban unidas, pero no hacia delante, sino hacia los laterales. Nacieron el ocho de abril del 2010 en el hospital Luis Eduardo Aybar. Viven en la empobrecida comunidad de Los Botados, en Boca Chica.
Lisandra Sanatis, la madre, dice estar emocionada, porque no pensaba que estaría celebrando la Navidad con sus hijas separadas.

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