Un grupo de abejas vuela por el campo buscando flores de las que alimentarse pero, sin saberlo, encuentra algo más: El "entrenamiento" al que han sido sometidas por un equipo de científicos croatas les lleva a localizar un campo de minas.
La idea de convertir a los congéneres de Maya en artificieros ha sido de un grupo de expertos de la Facultad de Agronomía de Zagreb, que han logrado que las abejas identifiquen el olor de explosivos con fuentes de alimento.
"En la naturaleza, las abejas asocian el perfume de las flores con la comida. Nosotros alimentamos a las abejas en espacios en que hay olor de explosivos, para que, cuando las soltamos, busquen ese mismo olor en terrenos minados", explica a Efe Nikola Kezic, jefe del proyecto.
Su equipo realiza esta investigación desde hace unos cinco años en el Centro croata de desmantelamiento de minas (HCR-CTRO) y, desde hace dos, dentro del proyecto "Tiramisu", financiado por la Comisión Europea.
"Cuando soltamos las abejas entrenadas, seguimos sus movimientos con cámaras termográficas, que graban las nubes de calor que las abejas emanan al volar", aclara Kezic.
De esta forma se obtiene una imagen geo-codificada que muestra los puntos de mayor concentración de abejas, que marcan los lugares "sospechosos de contener minas".
"Mientras a los perros hay que entrenarlos durante años, las abejas aprenden a buscar explosivos en cuatro o cinco días", asegura el profesor, que agrega que el inconveniente es la breve memoria de estos insectos.
"Su memoria dura sólo para una salida al terreno, luego hay que repetir el entrenamiento. Pero eso no es ningún problema. Tengo 100 colmenas y preparo cada una para una fecha determinada", relata.
Las abejas pueden sentir el olor del explosivo a tres kilómetros, por lo que el sistema de las abejas artificieras son ideales para limpiar terrenos de entre 100 y 500 metros de longitud.
Los insectos candidatos pueden ser de cualquier especie melífera y cuando "no trabajan" pueden volver a hacer miel, ya que el entrenamiento no altera sus cualidades naturales.
Kezic destaca que este método no reemplaza a los sistemas de detección de minas ya existentes, sino que los complementa.
"Nuestro método sirve, sobre todo, para controlar la calidad del trabajo de desmantelamiento de minas ya realizado", aclara.
De hecho, las abejas no pueden utilizarse en terrenos con minas cubiertas por mucha vegetación o rodeadas de bosques.
Pero su uso para la verificación será de gran importancia para la seguridad de la población, así como para disminuir los costos de desminado.
En campos con poca vegetación, las abejas pueden usarse al comienzo del proceso de búsqueda de minas.
Los responsables de estos experimentos confían en que las abejas busca-minas puedan empezar a usarse dentro de dos o tres años, teniendo en cuenta el éxito de las pruebas realizadas tanto en laboratorio como los test realizados el pasado julio en auténticos campos minados en Croacia.
El Centro de desmantelamiento de minas, que coopera con otros países, incluidos Colombia y Chile, han desarrollado métodos y máquinas de desmantelamiento de minas, ante la necesidad de proteger a la población.
Cientos de miles de minas fueron colocadas Croacia durante la guerra de 1991 en zonas limítrofes entre la entonces "República Serbia de Krajina" y el resto del país.
Según datos oficiales, más de 1.470 personas han sufrido desde 1991 accidentes con minas, que dejaron 1.120 heridos graves y 509 muertos.
Más de veinte años después del fin de la guerra, unos 673 kilómetros cuadrados, el 1,2 por ciento del territorio de Croacia, podría esconder aún hasta 90.000 minas no detonadas, sin contar una cantidad desconocida de otros artefactos explosivos.
El Gobierno confía en terminar las labores de limpieza en 2019.DE EFE
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