"Tú tienes color moreno, tú eres haitiano también". Con esa frase William Medina Ferreras dice que hace más de una década autoridades de República Dominicana justificaron su expulsión de esa nación hacia el país vecino, Haití, pese a ser dominicano y cuyo caso expuso el martes ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) al iniciar una audiencia pública en México sobre presuntas detenciones arbitrarias y deportaciones basadas en aspectos raciales que algunos ven son parte de una política institucional que se extiende hasta estos días.
Por décadas el gobierno dominicano reconoció como ciudadanos a los hijos de los inmigrantes haitianos que llegaron a trabajar durante buena parte del siglo XX a ingenios cañeros, lo cual al paso del tiempo cambió y llevó a las autoridades a esporádicamente negar en la década de 1990 la ciudadanía a los migrantes del país vecino.
Medina, de 47 años, relató ante los jueces de la CorteIDH cómo una madrugada de hace más de 13 años llegaron a su casa guardias, militares y una supuesta funcionaria de migración que les exigieron salirse. Fue llevado, junto con su esposa y sus tres hijos, a un centro de retención y de ahí expulsados hacia Haití.
Con un español entrecortado, Medina dijo que sólo su esposa es haitiana, pero que tanto él como sus hijos eran dominicanos y que a la gente que los detuvo les mostró fotocopias de su cédula de identidad y del acta de nacimiento, pero se las destruyeron.
"Les digo, 'pero no yo no soy haitiano', para qué quieren repatriarme a mí", dijo que les replicó a las autoridades dominicanas. Como respuesta, dijo el hombre, fue "tú tienes color moreno, tú eres haitiano también".
La historia de Medina, quien dijo haber sido expulsado sin poder llevarse nada y tener que mendingar para sobrevivir en Haití, es parte de un caso conocido como "Tide Méndez y otros vs. República Dominicana" que se refiere a la expulsión de 27 personas que es presentado como muestra de un patrón de discriminación racial y supuestas violaciones a los derechos humanos cometidos durante redadas y repatriaciones masivas en los años 90.
Al presentar el caso, el representante de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Felipe González, dijo que 22 de los 27 expulsados nacieron en República Dominicana y que todas las víctimas fueron deportadas de manera arbitraria "en el marco de una política migratoria que operaba de facto y que se basaba, no en criterios objetivos, sino exclusivamente en el perfil racial de las personas". González aseguró que las deportaciones y expulsiones no son hechos aislados, sino un problema estructural que subsiste hasta ahora y mencionó como ejemplo actual un fallo del tribunal constitucional dominicano del 23 de septiembre que ordena al registro civil realizar un censo de los hijos de inmigrantes que entraron sin autorización legal desde 1929.
"Esta decisión podría tener el efecto de desnacionalizar retroactivamente a miles de personas que adquirieron la nacionalidad dominicana en la aplicación de la Constitución entonces vigente", dijo. La Comisión llevó el caso ante la Corte Interamericana.
La CorteIDH, que realiza un periodo extraordinario de sesiones en la ciudad de México, escuchará testimonios y alegatos entre el martes y miércoles tanto de las presuntas víctimas como de las autoridades dominicanas, aunque no emitirá ninguna sentencia, la cual ocurrirá con posterioridad y para la cual no tiene un plazo.
En las primeras horas de la jornada se escucharon comentarios de peritos presentados por la Comisión, alguno de los cuales consideró que existe una discriminación racial institucional en República Dominicana. Hasta ahora, el gobierno dominicano no ha dado sus alegatos.
Interrogado sobre qué esperaba del juicio ante la CorteIDH, Medina dijo que quería "que el gobierno dominicano... recupere lo que me hicieron perder", pero dejó en claro que nunca podría devolverle todo.
"Ellos pueden recuperar lo que no tengo... pero no me va a poder recuperar la muerte de mi hija", dijo Medina, quien había relatado como tras la operación para expulsarlo se enfermó su hija que luego murió.
El hombre -quien describió que entre las cosas que dejó estaban sus cuatro vacas, un caballo, gallinas y pavos- aclaro, sin embargo, que no desea volver a República Dominicana.
"Nunca, ni por la muerte, por nadie en la vida volvería. Yo seguiré viviendo hasta el día que el señor me acompaña a donde me transportaron, me llevaron", dijo.DE AP
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