La abdicación hoy del rey de España Juan Carlos I y su sucesión por su hijo Felipe da paso a un período que pretende ser de esperanza e impulso, como ha admitido el propio monarca, tras casi 39 años de reinado en los que se ha consolidado la democracia en España.
Juan Carlos de Borbón, de 76 años, accedió al trono en noviembre de 1975, tras la muerte de Francisco Franco, y España volvió así a un modelo de Estado monárquico que se había interrumpido en 1931, cuando su abuelo, Alfonso XIII, decidió marchar al exilio tras el éxito de los partidos republicanos en unas elecciones municipales.
Existe un sentir mayoritario en España según el cual la actitud del rey fue decisiva para contribuir al establecimiento de la democracia y así lo han confirmado año tras año las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) - organismo público de encuestas - y la opinión de los diferentes líderes políticos.
Sin embargo, los últimos años han sido especialmente difíciles para la sociedad española y también para la Familia Real, como esas mismas encuestas han reflejado, porque ya la figura del monarca no era tan apreciada.
En su declaración institucional de hoy el rey ha aludido a la crisis económica que España padece desde finales de la pasada década y que "ha dejado serias cicatrices en el tejido social".
"Estos difíciles años nos han permitido hacer un balance autocrítico de nuestros errores y de nuestras limitaciones como sociedad", ha reconocido el rey quien, sin embargo, ve en la coyuntura la posibilidad de remontar.
Por eso la crisis "también nos está señalando un camino de futuro cargado de esperanza (...) "Hoy merece pasar a la primera línea una generación más joven, con nuevas energías, decidida a emprender las transformaciones y reformas que la coyuntura está demandando y a afrontar con renovada intensidad y dedicación los desafíos del mañana".
Es en ese contexto en el que el rey situó hoy a su hijo, el príncipe de Asturias, de 46 años, de quien dijo que "tiene la madurez, la preparación y el sentido de la responsabilidad necesarios para asumir con plenas garantías la Jefatura del Estado y abrir una etapa de esperanza en la que se combinen la experiencia adquirida y el impulso de una nueva generación".
Las reacciones a la abdicación han sido mayoritariamente elogiosas, con el agradecimiento en boca de políticos, empresarios y gente de la cultura, pero también de ciudadanos anónimos usuarios en las redes sociales.
No obstante, no hay unanimidad y entre los políticos algunos han aprovechado para pedir la celebración de un referéndum en el que los españoles decidan si quieren monarquía o república, como ha ocurrido con la tercera fuerza parlamentaria, Izquierda Unida.
Otros, como los nacionalistas vascos y catalanes, ven en la sucesión dinástica la posibilidad de introducir elementos que les permitan avanzar en sus deseo de decidir acerca de su propio futuro.
La renuncia de Juan Carlos de Borbón, aparte de tener lugar después de varios años de crisis, se ha producido en un contexto de distanciamiento de los ciudadanos respecto a los políticos tradicionales.
La propia figura del monarca a ojos de los españoles también se ha visto afectada en los últimos tiempos por diversas causas.
Aparte del deterioro físico, que le ha llevado a ser operado de diversas dolencias, la familia real ha sido objeto de críticas por algunos casos llamativos que han afectado a su imagen.
El caso más claro es el de la segunda hija del rey, la infanta Cristina, cuyo marido está imputado por varios delitos en el marco de una investigación judicial por un supuesto desvío de fondos públicos a una entidad sin ánimo de lucro que presidía.
El propio rey no ha sido ajeno a alguna polémica y en abril de 2012 tuvo el gesto inédito de pedir disculpas a los españoles a la salida del hospital donde había sido operado de una fractura de cadera, que se había producido mientras cazaba en Botswana, un viaje que no era de dominio público y que tenía lugar en medio de la crisis económica.
Dos años después, el rey agradeció hoy a los españoles el apoyo recibido para un reinado "iniciado en plena juventud y en momentos de grandes incertidumbres y dificultades" y saldado con "un largo período de paz, libertad, estabilidad y progreso".
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