Una máscara de madera de cientos de años fue descubierta en 2007 por un niño que se tropezó con ella mientras jugaba en la playa cerca de su casa en Quinhagak, una aldea en el oeste de Alaska, frente al mar de Bering.
Fue el primer objeto de miles que datan del siglo XVII y pertenecieron a un asentamiento de esquimal Yupik.
Cestas, fustes de arpón finamente tallados, platos labiales, muñecas de madera y agujas de tatuaje de marfil fueron emergiendo de debajo de la tierra a medida que se descongela el permafrost e incrementa la erosión por el cambio climático en esta región.
Más de una década después del primer descubrimiento, la colección llegó a unos 100.000 objetos prehistóricos yupik, la mayor de este tipo en el mundo, que se exhibe en un nuevo museo en Quinhagak, hogar de unos 700 indígenas.
"Ésta es, de lejos, la excavación más importante en mis 40 años de carrera, y eso que he trabajado en algunos sitios bastante espectaculares", dice Rick Knecht, arqueólogo de la Universidad de Aberdeen en Escocia.
Knecht ha liderado en esta década una carrera contrarreloj para preservar el mayor número de objetos posible ubicados en el sitio de excavación, a unos 5 km de Quinhagak, y bautizado Nunalleq, que significa Pueblo Viejo en lengua yupik.
"Casi todo lo que sabemos de la prehistoria yupik viene de este sitio", señala Knecht, un hombre afable de barba canosa, mientras inspecciona el área con un equipo de AFP.
"El pueblo pudo haber perdido su pasado y un vínculo tangible con ese pasado, lo que habría sido una tragedia increíble", agrega.DE AFP
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