Rangún (Birmania), (EFE).- La líder de la oposición birmana, Aung San Suu Kyi, ha pedido hoy unidad a sus partidarios, en su primer mensaje público a miles de personas tras recuperar la libertad.
“Tenemos que trabajar unidos para alcanzar nuestros objetivos”, fue una de las frases en birmano que la Nobel de la Paz de 1991 envió a las 3.000 personas que se agolpaban en la puerta de su casa del número 54 de la Avenida de la Universidad, en Rangún.
Antes, los asistentes, hombres, mujeres y niños birmanos, recibieron al icono de la democracia en Birmania (Myanmar) con un larga vida. Muchos llevaban camisetas que decían- “We stand with Aung San Suu Kyi (Estamos con Aung San Suu Kyi)”, sin las siglas la Liga Nacional por la Democracia (LND) porque la ley prohíbe publicitar partidos que no estén registrados.
Otros portaban fotos de todos los tamaños de la hija del prócer de la independencia birmana, Aung San. Suu Kyi, de 65 años y visiblemente emocionada, habló a los presentes en birmano durante unos diez minutos por encima de la verja de la casa, flanqueada por tres miembros de LND, el partido que fundó en 1988 y que disolvió la Comisión Electoral este año.
“No me lo puedo creer, no me lo puedo creer”, repetía entre lágrimas una birmana. Alguien del público regaló un ramo de flores a la Nobel de la Paz, quien vestía una camisa lila.
Después de hablarles, la opositora les solicitó que se retirasen a sus casas y que volviesen al día siguiente a la sede de la LND, en Rangún, donde volvería a dirigirles la palabra.
Mientras este grupo se retiraba, miles de birmanos de otras partes de la ciudad se dirigían a la casa de Suu Kyi atraídos por la noticia de su puesta en libertad. Sus seguidores llevaban esperando el momento desde el viernes por la mañana, cuando la LND anunció que el régimen militar había firmado la orden para que saliese libre. La Nobel de la Paz había dicho que no aceptaría de los generales birmanos ningún tipo de libertad condicional.
La aparición pública de Suu Kyi se produce tras cumplir una pena de 18 meses de arresto domiciliario que le impuso la Junta Militar en 2009 para garantizar que no podría participar en las elecciones parlamentarias que celebro el domingo pasado. La única vez que Suu Kyi y los generales que gobiernan el país midieron su popularidad en las urnas la primera sacó 392 de los 492 escaños en juego y el partido oficial 10.
El 7 de noviembre pasado, el régimen convocó a 27,3 millones de birmanos a elegir nuevos parlamentarios, en el legislativo de la nación y en los de las distintas regiones y estados, en el último paso de su “hoja de ruta” hacia una “democracia disciplinada".
La jornada electoral se celebró con el boicot de Suu Kyi y pese a las condenas de la ONU, Estados Unidos y la Unión Europea, entre otros, por la falta de transparencia y participación de la oposición. El recién creado partido del primer ministro del país, Thein Sein, que este año con otros compañeros colgó el uniforme para convertirse en político, ya se ha atribuido la victoria con la mayoría absoluta en ambas cámaras del nuevo Parlamento bicameral de la nación.
La Comisión Electoral todavía no ha concluido el escrutinio de los votos, pero los resultados parciales que ofrece en los medios de comunicación, todos ellos controlados por el Estado, confirman ese pronóstico. Birmania está gobernada por un régimen militar desde el golpe del general Ne Win, en 1962. EFE
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