En el renglón de dibujos animados, después que hemos visto ejemplos como los de “Up”, “Wally” y “Toy Story”, no es posible ver nuevas películas sin acudir a las comparaciones, y, como es natural, son pocas las que resisten esa equiparación.
Y “Hotel Transilvania” no es una de ellas.
Alguien comentaba que se le nota el parecido con lo que vemos hace muy poco de Tim Burton, por el hecho de que cuenta sobre personajes propios del cine de terror. Pero no es lo mismo ni es igual.
Burton hace cine de humor negro, con sus personajes dibujados en blanco y negro y cuyas características físicas son poco atractivas y lo hace de manera expresa: son seres que casi nada tienen de simpáticos, en tanto los de la presente, aún siendo monstruos al estilo de Drácula, Frankestein y otros aún de peor catadura, de todos modos nos resultan simpáticos por su forma de ser, por lo que hacen tratando por todos los medios de sacar del seno de su comunidad al jovencito Jonathan porque es un ser humano corriente y moliente.
Así, usted puede pasar un buen rato, pero sobre todo lo pasarán bien los pequeños porque todo el desarrollo está repleto de puro movimiento. Y eso es lo mejor que tiene.
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